sábado, 18 de julio de 2009

Submarinos

Un submarino es un tipo especial de buque capaz de navegar bajo el agua además de por la superficie, gracias a un sistema de flotabilidad variable. Usados extensamente por vez primera en la Primera Guerra Mundial, en la actualidad forman parte de todas las armadas importantes, y especialmente de la estadounidense, la rusa y la británica.
Submarino nuclear clase Los Angeles, de la Marina de EE.UU.

Un submarino es un tipo especial de buque capaz de navegar bajo el agua además de por la superficie, gracias a un sistema de flotabilidad variable. Usados extensamente por vez primera en la Primera Guerra Mundial, en la actualidad forman parte de todas las armadas importantes, y especialmente de la estadounidense, la rusa y la británica.

El término «submarino» comprende una amplia gama de tipos de buque, yendo desde los pequeños para dos personas, que sirven para examinar el fondo del mar unas pocas horas, hasta los nucleares, que pueden permanecer sumergidos durante año y medio y portar misiles nucleares capaces de destruir varias ciudades. Hay también submarinos especializados, como los de rescate submarino (como los DSRV o de clase Priz).

Submarinos y sumergibles civiles

Los submarinos civiles suelen ser mucho más pequeños que los miltares. Los turísticos suelen operar en áreas de recreo tropicales o en otras zonas con aguas claras y buena visibilidad. La mayoría de ellos tienen una capacidad de entre 25 y 50 pasajeros, llegando a efectuar 10 o más inmersiones diarias. Su diseño deriva del de los submarinos para investigación, contando con grandes portillas para que los pasajeros disfruten de las vistas y situando sistemas mecánicos importantes fuera del casco para ahorrar espacio interior, a pesar de lo cual éste suele ser escaso. La mayoría de ellos funcionan con baterías eléctricas y son muy lentos.

Comúnmente, por «submarino» se entiende un buque que funciona en la superficie y bajo el agua por sí mismo. Los buques subacuáticos con movilidad limitada, destinados a permanecer en el mismo lugar durante la mayor parte de su tiempo de uso, como los usados para rescate, investigación o salvamento, suelen denominarse sumergibles. Los sumergibles suelen ser llevados a su zona de operación por barcos comunes o grandes submarinos y tienen una autonomía muy pequeña. Muchos sumergibles funcionan conectados por un «cordón umbilical» a un buque nodriza (submarino, buque de superficie o plataforma) que les suministra aire y electricidad.

Las batisferas son sumergibles que carecen de sistema de propulsión y se usan para inmersiones muy profundas. Un predecesor de la batisfera, la campana submarina, consistía en una cámara con el fondo abierto que se hacía bajar en el agua. Los batiscafos son sumergibles autopropulsados para inmersiones muy profundas que dependen de un barco nodriza en la superficie.

Un desarrollo bastante reciente son los pequeños sumergibles operados por control remoto, usados para trabajos en aguas demasiados profundas o peligrosas para los buceadores, por ejemplo, en la reparación de tipo y así es mejor que los demás submarinos.

Submarinos militares

Hay muchos más submarinos militares que civiles en funcionamiento. Los submarinos son muy útiles desde el punto de vista militar por ser difíciles de detectar y destruir cuando navegan a gran profundidad. Se presta mucha atención en el diseño de estos submarinos a lograr que su desplazamiento bajo el agua sea lo más silencioso posible para dificultar su detección: el sonido viaja en el agua mucho más fácilmente que en el aire, por lo que el sonido de un submarino es su característica más fácilmente detectable. Algunos submarinos ocultan su sonido tan bien que en realidad crean una zona silenciosa a su alrededor, que también puede detectarse.

Inmersión y navegación

Vela del submarino nuclear francés Casabianca; adviértanse los planos de inmersión, los mástiles camuflados, el periscopio, los mástiles de guerra electrónica y la puerta.

Todos los barcos, así como los submarinos en superficie, están en situación de flotación positiva, pesando menos que el volumen equivalente de agua desplazada (de acuerdo con el principio de Arquímedes). Para sumergirse hidrostáticamente (sin ayuda mecánica), un buque debe ganar flotación neutra (peso igual a empuje), bien incrementando su propio peso o disminuyendo el desplazamiento de agua (volumen). Para controlar su peso, los submarinos están equipados con tanques de lastre, que pueden llenarse con agua tomada del exterior o aire a presión.

Para sumergirse o emerger, los submarinos usan los tanques de proa y popa, llamados tanques principales, que se abren y se llenan completamente de agua para sumergirse o se llenan de aire a presión para emerger. Durante la inmersión, los tanques principales suelen permanecer inundados, lo que simplifica su diseño, por lo que en muchos submarinos estos tanques son simplemente una sección del espacio entre los cascos. Para un control manual más rápido y preciso de la profundidad, los submarinos disponen de unos tanques de control de profundidad más pequeños, capaces de soportar presiones más altas. La cantidad de agua en estos tanques puede controlarse tanto para responder a cambios en las condiciones exteriores como para cambiar la profundidad de inmersión. Dichos tanques pueden situarse cerca del centro de gravedad del submarino, o distribuirse por el buque para evitar afectar a la escora.

En inmersión, la presión del agua sobre el casco del submarino puede alcanzar los 3 MPa en los submarinos de acero y hasta los 10 MPa en los de titanio, como los Komsomolets, permaneciendo constante la presión interior. Esta diferencia provoca la compresión del casco, lo que disminuye el desplazamiento. La densidad del agua también se incrementa, pues la salinidad y la presión son mayores, pero esto no compensa la compresión del casco, así que la flotabilidad disminuye con la profundidad. Un submarino sumergido está en equilibrio inestable, teniendo tendencia a caer hacia el fondo o flotar hacia la superficie. Mantener una profundidad fija exige la operación continua de los tanques de control de profundidad.

Para mantener la escora deseada, los submarinos usan tanques de escora especializados a proa y popa. Las bombas trasladan agua entre ellos, cambiando la distribución del peso y creando así un momento que gira el buque hacia arriba o hacia abajo. Un sistema parecido se usa a veces para mantener la estabilidad.

El efecto hidrostático de los tanques de lastre variable no es la única forma de controlar el submarino bajo el agua. La maniobra hidrodinámica se logra mediante varias superficies, que pueden ser giradas para crear las correspondientes fuerzas hidrodinámicas cuando el submarino se desplaza a la suficiente velocidad. Los planos de popa, situados cerca del propulsor y orientados por lo general horizontalmente, sirven para el control de la inclinación longitudinal del submarino, y son de uso común, a diferencia de otras superficies de control de las que pueden carecer algunos submarinos. Los planos de inclinación en la torreta y los de popa en el cuerpo principal, ambos también horizontales, se sitúan más cerca del centro de gravedad y son utilizados para controlar la profundidad con menos efecto sobre la inclinación.

Cuando un submarino realiza una emersión de emergencia, se usan simultáneamente todos los métodos de control de la profundidad y la escora para propulsar al buque hacia arriba. Dicha emersión es muy rápida, por lo que el submarino puede incluso saltar parcialmente fuera del agua.

Los submarinos modernos tienen un sistema de guía inercial para navegar bajo el agua, pero el error de deriva se acumula inevitablemente con el tiempo. Para contrarrestarlo, se usa periódicamente el GPS para obtener una posición exacta. El periscopio (un tubo retráctil con prismas que permite ver sobre la superficie sin emerger) sólo se usa ocasionalmente, debido a que su rango de visibilidad es corto. Los submarinos modernos tienen «mástiles optrónicos» en lugar de periscopios de tubo ópticos que penetran en el casco. Estos mástiles tienen que seguir subiéndose a la superficie, pero emplean sensores electrónicos para la luz visible y la infrarroja, telémetro láser y dispositivos de vigilancia electromagnética.

Casco

El HMS Astute en su presentación. Puede verse el casco con la forma típica ahusada.

Los submarinos modernos suelen tener forma ahusada. Este diseño, usado ya en los submarinos más primitivos, se inspiró en el cuerpo de las ballenas y reduce significativamente el arrastre hidrodinámico sobre el submarino bajo el agua, pero empeora su comportamiento frente al oleaje e incrementa el arrastre en superficie. Dado que las limitaciones de los sistemas de propulsión en los primeros submarinos militares le obligaban a operar en superficie la mayoría del tiempo, el diseño de sus cascos era un compromiso. Debido a las bajas velocidades subacuáticas de estos submarinos, normalmente muy por debajo de 10 kt (18 km/h), el mayor arrastre bajo el agua se consideraba aceptable. Sólo al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la tecnología permitió operaciones submarinas más rápidas y prolongadas y la mayor vigilancia aérea enemiga obligó a los submarinos a permanecer sumergidos, volvieron los diseños de los cascos a tener forma ahusada, reduciendo el arrastre y el ruido. En los submarinos militares modernos, el casco exterior está recubierto por una gruesa capa de goma especial o placas anecoicas para absorber el sonido y hacer más silencioso el submarino.

Una torreta, llamada vela, que sobresale en la parte alta del submarino alberga los periscopios y los mástiles electrónicos, que pueden incluir radio, radar, armas electrónicas y otros sistemas. En muchas clases primitivas de submarinos, la sala de mando se ubicaba en esta torreta, conocida como «torre de control». Sin embargo, desde entonces la sala de mando se ha ubicado dentro del casco del submarino. No debe confundirse dicha sala con el «puente», que es una pequeña plataforma abierta situada en lo alto de la vela y usada para observaciones oculares mientras se opera en superficie. Puede haber también una plataforma cerrada adicional bajo ésta con ventanas y limpiaparabrisas para el mal tiempo.

Doble casco

Todos los submarinos y sumergibles modernos pequeños, así como los más antiguos, tienen un único casco. Los submarinos grandes suelen tener un casco adicional externo, o partes de éste. Este casco externo, que en realidad constituye la forma del submarino, se denomina casco exterior o casco ligero, pues no tiene que soportar ninguna diferencia de presión. Dentro del casco exterior hay un casco más fuerte o casco de presión, que soporta la diferencia entre la presión del mar y la atmosférica normal del interior.

Empezando en la época de la Primera Guerra Mundial, se advirtió que la forma óptima para soportar la presión entraba en conflicto con la forma óptima para navegar y minimizar la resistencia del agua, complicando las dificultades de fabricación aún más el problema. Éste fue resuelto bien adoptando una forma de compromiso, bien usando dos cascos con formas diferentes: uno interno para soportar la presión y otro externo con la forma óptima para navegar. Hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los submarinos tenían una cubierta parcial adicional en su parte superior, la proa y la popa, hecha de metal delgado, que se inundaba durante la inmersión. Alemania fue más lejos con el tipo XXI, el predecesor de los submarinos modernos, encerrando completamente el casco de presión dentro del ligero, optimizando, sin embargo, éste para la navegación submarina como no lo había hecho diseño anterior alguno.

Tras la Segunda Guerra Mundial, las estrategias se dividieron. La Unión Soviética cambió sus diseños, basándolos en los últimos desarrollos alemanes. Todos los submarinos pesados soviéticos y rusos posteriores a la Segunda Guerra Mundial se construyeron con una estructura de doble casco. Los submarinos estadounidenses y de la mayoría de los demás países occidentales conservaron su estructura de casco simple. Seguían teniendo secciones de casco ligero en la proa y la popa, que albergaban tanques de lastre principales y proporcionaban una forma hidrodinámicamente óptima, pero la sección principal del casco cilíndrico tenía una sola capa de chapa.

Aunque ya no son necesarios por la diferencia de formas, el diseño de doble casco sigue teniendo cierto número de ventajas. Los refuerzos anulares y longitudinales se ubican entre los dos cascos, y el ligero también puede ser usado para montar en él el equipamiento que no necesite una presión constante para funcionar, mientras que adosarlo directamente al casco de presión podría provocar una fatiga local peligrosa. Estas medidas ahorran mucho espacio dentro del casco de presión, que es mucho más pesado y requiere mucho más tiempo de fabricación que el ligero. En caso de que el submarino resulte dañado, el casco de presión puede absorber la mayoría de los daños, lo que no compromete la integridad del buque, siempre que el casco fuerte permanezca intacto. El casco ligero también puede ser aislado acústicamente del casco de presión, reduciendo significativamente el ruido del equipamiento interno, mejorando la capacidad de camuflaje o permitiendo el uso de una disposición interna y un montaje del equipamiento más simples.

La mayor desventaja de la estructura de doble casco es la cantidad significativamente mayor de trabajo manual necesario para construirla. La Unión Soviética había desarrollado la tecnología de soldadura antes y tenía una fuerza de trabajo cualificada y barata disponible, pero el alto coste del trabajo manual en los Estados Unidos hacía preferible el menos caro diseño de casco simple. Otra razón para la construcción de submarinos de doble casco por parte de la Unión Soviética era la operación bajo el Océano Ártico, donde los submarinos tenían que romper una capa de grueso hielo al emerger para disparar los misiles, lo que siempre podía dañar el casco. Sin embargo, el diseño de doble casco está siendo actualmente considerado para futuros submarinos también en los Estados Unidos, de forma que se incremente la capacidad de carga y camuflaje y la autonomía.[1]

Casco de presión

El casco de presión suele construírse con acero grueso de alta resistencia con una estructura compleja y alta reserva de resistencia, y se divide con mamparos herméticos en varios compartimentos. Existen también ejemplos de submarinos con más de dos cascos, como son los de la clase Typhoon, que cuentan con dos cascos de presión principales y otros tres más pequeños para la sala de control, los torpedos y el mecanismo de dirección, situándose el sistema de lanzamiento de misiles entre los dos cascos principales.

La profundidad de inmersión máxima no puede incrementarse fácilmente. Limitarse a incrementar el grosor del casco provoca un aumento del peso y requiere la reducción del peso del equipo de a bordo, lo que termina llevando a un batiscafo. Esto puede hacerse en los sumergibles civiles de investigación pero no en los submarinos militares, de forma que la profundidad de inmersión máxima ha estado siempre limitada por la tecnología disponible.

Los cascos de los submarinos de la Primera Guerra Mundial fueron construidos con acero al carbón, y no podrían sumergirse por debajo de 100 m. Durante la Segunda Guerra Mundial se introdujo el acero aleado de alta resistencia, permitiendo profundidades de hasta 200 m. El acero aleado de alta resistencia sigue siendo el principal material de los submarinos actuales, con un límite de profundidad de 250-400 m, que no puede excederse en los submarinos militares sin sacrificar otras características. Para superar este límite, se construyeron algunos submarinos con cascos de titanio. Este metal es casi tan fuerte como el acero, más ligero y no magnético, lo que es importante para el camuflaje. Los Soviéticos fueron partidarios de los submarinos de titanio, para los que desarrollaron aleaciones de alta resistencia y construyeron una industria para producir titanio a costes asequibles, llegando a tener varios tipos de submarinos de titanio. Las aleaciones de titanio permiten un gran incremento en la profundidad de inmersión máxima, pero también es necesario rediseñar otros sistemas, por lo que la profundidad probada fue limitada a 1.000 m para el K-278 Komsomolets, el submarino militar con mayor profundidad de inmersión. Un submarino de clase Alfa puede haber operado con éxito a 1.300 m de profundidad,[2] si bien la operación continua a tales profundidades supondría una fatiga excesiva para muchos sistemas del submarino. Aparte de sus beneficios, los altos costes de la construcción con titanio llevaron a un abandono de los submarinos fabricados con este metal al final de la Guerra Fría.

La tarea de construir un casco de presión es muy compleja, pues debe poder soportar una fuerza de varios millones de toneladas. Cuando el casco es perfectamente redondo en su sección transversal la presión se distribuye uniformemente, lo que sólo provoca la compresión del casco. Si la forma no es perfecta, el casco se curva, sufriendo varios puntos una presión altísima. Las inevitables desviaciones menores son soportadas por los anillos de refuerzo, pero incluso una desviación de 25 mm respecto a la forma circular provoca un decremento del 30% de la carga hidrostática máxima y consecuentemente de la profundidad de inmersión máxima.[3] El casco debe por tanto ser construido con una precisión altísima. Todas las partes del mismo tienen que ser soldadas sin defectos, y todas las uniones deben ser comprobadas varias veces usando diferentes métodos. Esto contribuye a los elevadísimos costes de fabricación de los submarinos modernos (por ejemplo, un submarino de ataque de clase Virginia cuesta unos 2.600 millones de dólares).

Propulsión

El primer submarino impulsado mecánicamente fue el francés Plongeur (1863), que usaba aire comprimido, siendo la propulsión anaeróbica empleada por primera vez en el español Ictíneo II (1864) sufragado por suscripción popular. El motor de este último usaba un compuesto químico de magnesio, peróxido, zinc y clorato potásico que genera vapor con que mover la hélice y oxígeno para los tripulantes. Este sistema no volvió a ser empleado hasta 1940, cuando la armada alemana probó la turbina Walter en el submarino experimental V-80 y más tarde en el U-791.

Hasta la llegada de la propulsión nuclear marina, la mayoría de los submarinos del siglo XX usaron baterías eléctricas para la navegación subacuática y motores de combustión interna para la de superficie y para recargar las baterías. Los primeros modelos usaban gasolina pero pronto se sustituyó por parafina y luego gasóleo gracias a su menor inflamabilidad. La combinación diésel-eléctrico se convertiría en el medio de propulsión estándar. Inicialmente el motor diésel o gasolina y el eléctrico, separados por embragues, estaban en el mismo eje e impulsaban el propulsor. Esto permitía que el primero usase al segundo como generador para recargar las baterías e impulsar también al submarino si era necesario. Cuando el submarino se sumergía, se desembragaba el motor diésel de forma que se usase el eléctrico para girar la hélice. El motor eléctrico puede tener más de un inducido sobre el eje, estando eléctricamente acoplados en serie para velocidades bajas y en paralelo para velocidades altas.

En los años 1930, el anterior diseño fue modificado en algunos submarinos, particularmente en los estadounidenses y británicos de clase U. El motor de combustión interna ya no estaba unido al eje de propulsión, sino que impulsaba un generador separado, que a su vez se usaba para navegar en superficie y recargar las baterías. Esta propulsión diésel-eléctrica permitía mucha mayor flexibilidad: por ejemplo, el submarino podía moverse despacio mientras los motores funcionaban a toda potencia para recargar las baterías lo más rápidamente posible, reduciendo así el tiempo en la superficie o el uso del snorkel. También hacía posible aislar los ruidosos motores diésel del casco, haciendo más silencioso el submarino.

Se probaron otras fuentes de energía: turbinas de vapor alimentadas por petróleo impulsaron la clase K británica construida durante la Primera Guerra Mundial y en los años siguientes, pero no tuvieron mucho éxito. Se eligieron las turbinas para darles la velocidad en superficie necesaria para seguir a la flota de guerra británica. Los submarinos de tipo XXI alemanes probaron la aplicación del peróxido de hidrógeno para conseguir una propulsión rápida e independiente del aire en el largo plazo, pero finalmente fueron construidos con enormes baterías en su lugar.

La propulsión a vapor fue resucitada en los años 1950 con la llegada de la turbina de vapor alimentada por energía nuclear que impulsaba un generador. Al eliminar la necesidad de oxígeno atmosférico estos submarinos podían permanecer sumergidos indefinidamente siempre y cuando durasen las reservas de alimento (el aire para la tripulación se recicla y el agua dulce se obtiene por destilación de la marina). Estos buques siempre tienen una pequeña batería y un motor-generador diésel para situaciones de emergencia si los reactores nucleares deben ser detenidos.

La energía nuclear se usa actualmente en todos los submarinos grandes, pero debido a su alto coste y gran tamaño, los submarinos más pequeños siguen usando propulsión diésel-eléctrica. La relación entre buques de tamaño grande y pequeño depende de las necesidades estratégicas y, por ejemplo, la armada estadounidense cuenta sólo con submarinos nucleares,[4] lo que suele explicarse por la necesidad de operar transoceánicamente. Otras potencias militares cuentan con submarinos nucleares para fines estratégicos y buques diésel-eléctricos para las necesidades de defensa. La mayoría de las flotas carecen de submarinos nucleares debido a la poca disponibilidad de la tecnología nuclear y submarina. Los submarinos civiles suelen disponer sólo de baterías eléctricas si se diseñan para funcionar conectados a un barco nodriza.

Al final de la Segunda Guerra Mundial los británicos y los rusos experimentaron con motores de peróxido de hidrógeno y queroseno (parafina) que podían ser usado tanto en superficie como bajo el agua. Los resultados de esta técnica no fueron lo suficientemente alentadores como para adoptarlas en esa época, y aunque los rusos produjeron una clase de submarinos con este tipo de motor, llamados Quebec por la OTAN, nunca se consideraron exitosos. Actualmente varias armadas, notablemente la sueca, usan buques con propulsión anaeróbica que sustituyen el oxígeno líquido por peróxido de hidrógeno. Un reciente avance en este tipo de propulsión son las células de combustible de hidrógeno, aplicadas por primera vez en los submarinos alemanes de tipo 212, equipados con nueve células de 34 kW.

Hacia finales del siglo XX algunos submarinos, por ejemplo la clase Vanguard británica, comenzaron a usar la propulsión por chorro de agua en lugar de hélices. Aunque son más pesados, más caros y menos eficientes, también son mucho más silenciosos, lo que proporciona una ventaja táctica importante.

Un posible sistema de propulsión para submarinos es la propulsión magnetohidrodinámica o «propulsión oruga», que carece de partes móviles. Fue popularizada por la versión cinematográfica de La caza del Octubre Rojo, escrita por Tom Clancy, que la presentaba como un sistema virtualmente silencioso. (En la novela se usaba un tipo de propulsor convencional.) Aunque se han construido algunos barcos de superficie experimentales con este sistema de propulsión, las velocidades logradas no han sido tan altas como se esperaba. Además, el ruido creado por las burbujas y el elevado consumo energético que requeriría del reactor del submarino hacen que su uso sea improbable para fines militares.

Tipos de submarinos militares

Los submarinos militares suelen dividirse en submarinos de ataque, diseñados para actuar contra barcos enemigos, otros submarinos incluidos, y submarinos estratégicos equipados con misiles balísticos, diseñados para lanzar ataques contra objetivos terrestres desde una posición oculta. La división en estos tipos alude a su papel más que a su construcción, siendo ambos parecidos (sobre todo si los primeros se destinan a atacar flotas lejanas) en tamaño, armamento y otras características.

Los submarinos de ataque pueden ser divididos en dos tipos generales: nucleares o diésel-eléctricos. Los primeros son más rápidos y grandes, y tienen más potencia de fuego y mayor autonomía que los segundos. Dependiendo de la misión típica a la que se destinen, los submarinos diésel-eléctricos son a veces más adecuados para misiones en aguas poco profundas o costeras. Para acortar la distancia entre estos dos diseños muy diferentes, varias armadas han empezado el desarrollo de buques de propulsión anaeróbica, que pueden usarse como los diésel-eléctricos pero con un tiempo de inmersión mayor.

También han sido desarrollados diversos submarinos militares especializados. En la Segunda Guerra Mundial, los japoneses usaron submarinos como sus clase I-400 a modo de plataforma para lanzar aviones de ataque marítimo. Los alemanes construyeron sus submarinos tipo XIV para servir como buques de aprovisionamiento para otros submarinos. Los submarinos enanos se han usado para sabotaje y espionaje, especialmente por las armadas japonesa y británica (por ejemplo, cinco de ellos fueron usados por Japón en el ataque a Pearl Harbor). Durante los primeros años de la Guerra Fría, se desarrollaron submarinos de vigilancia de radar como el USS Triton a distancias mucho más largas que los demás buques.

Submarinos de misiles balísticos

Submarino de clase Ohio USS Michigan.

Los submarinos de misiles balísticos, a los que se alude frecuentemente con las siglas SSBN («SS» de Silent Service, «B» de Ballistic missile y «N» de Nuclear), portan misiles balísticos lanzables desde submarino (SLBM, Submarine Launched Ballistic Missile) con cabezas nucleares para atacar objetivos estratégicos como ciudades o silos de misiles en cualquier lugar del mundo. Actualmente todos ellos son propulsados por energía nuclear, para dotarlos de la mayor autonomía y capacidad de camuflaje posibles. (Los primeros SSBM soviéticos fueron diésel.) Jugaron un importante papel en la estrategia de disuasión mutua de la Guerra Fría, pues tanto Estados Unidos como la Unión Soviética tenían la capacidad creíble de llevar a cabo un contraataque contra la otra nación en caso de un ataque. Esto suponía una parte importante de la estregia de destrucción mutua asegurada.

Tripulación

Con la llegada de la propulsión nuclear, los submarinos pueden permanecer sumergidos durante meses seguidos, a diferencia de los submarinos diésel, que tienen que emerger periódicamente o emplear el snorkel para poder recargar las baterías. La mayoría de los submarinos militares modernos pueden generar oxígeno para la tripulación mediante electrólisis del agua. El equipo de control de atmósfera incluye un filtro de CO2, que usa un catalizador para eliminar este gas del aire y mezclarlo con los desperdicios bombeados afuera. También se emplea un dispositivo que utiliza un catalizador para convertir el monóxido de carbono en CO2 (eliminado por el anterior filtro) y mezcla el hidrógeno producido por las baterías eléctricas del buque con oxígeno del aire para producir aire. Un sistema de monitorización de atmósfera analiza el aire de diferentes zonas del buque para controlar los niveles de nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, refrigerantes R12 y R114, dióxido de carbono, monóxido de carbono y otros componentes. Los gases venenosos se eliminan y se vuelve a añadir oxígeno procedente de un depósito situado en un tanque de lastre principal. Algunos submarinos más pesados tienen dos estaciones de purga de oxígeno (a proa y popa). El nivel de oxígeno del aire se mantiene a veces en un porcentaje más bajo que la concentración atmosférica normal para reducir el peligro de incendio.

El agua dulce se produce bien por evaporación o por ósmosis inversa. Se usa para las duchas, los fregaderos, cocinar y limpiar. El agua marina se usa para los inodoros, almacenándose el «agua negra» resultante en un tanque sanitario hasta que se expulsa afuera usando aire a presión o se bombea al exterior usando una bomba sanitaria especial. El método para limpiar los sanitarios de abordo es difícil de operar, y el submarino alemán de tipo VIIC U-1206 se hundió con bajas por un error con los inodoros. El agua de las duchas y los fregaderos se almacena separada en tanques de «agua gris», que se bombean afuera usando una bomba de drenaje.

En los grandes submarinos modernos la basura suele eliminarse usando un tubo llamado Unidad de Eliminación de Basura (Trash Disposal Unit o TDU), donde se compacta dentro de un bidón de acero galvanizado. Cuando este bidón se llena, se deja caer al fondo del océano con ayuda de lastres de hierro.

Un submarino nuclear típico tiene una tripulación de unas 120 personas, los buques no nucleares tienen menos de la mitad. Las condiciones dentro de un submarino pueden ser difíciles debido a que los miembros de la tripulación tienen que trabajar aislados durante largos periodos de tiempo, sin contacto con sus familias. Los submarinos suelen mantener el silencio de radio para evitar ser detectados. Operar un submarino es peligroso, incluso en tiempos de paz, y muchos buques se han hundido por accidentes.

Mujeres a bordo

En 1995 la Armada Real Noruega se convirtió en la primera del mundo en designar a una mujer capitán de un submarino.[5] En 1998, la Armada Real Australiana se convirtió en la segunda en permitir que las mujeres sirvieran en submarinos de combate. Canadá y España le siguieron.[6] Las razones dadas comúnmente para excluir a las mujeres son la falta de privacidad y los «camastros calientes», una práctica común en los submarinos, donde tres marineros comparten dos camastros por turnos para ahorrar espacio. La armada estadounidense, que permite a las mujeres servir en casi cualquier otro buque de su flota, sólo permite su presencia en submarinos militares bajo contadas excepciones, argumentando que las condiciones de semi segregación que aplica al personal femenino en los buques supondría un coste de unos 300.000 dólares por camastro.[7]

Historia de los submarinos

Historia de los primeros submarinos y sumergibles

Un lejano ancestro del submarino es probablemente la barca cosaca del siglo XVII llamada chaika (‘gaviota’), que fue usada bajo el agua para misiones de reconocimiento e infiltración. Chaika podía ser cerrada y sumergida fácilmente de forma que la tripulación podía respirar bajo ella como en una campana submarina moderna e impulsarla caminando por el fondo del río. También se usaban lastres especiales y tubos para tomar aire del exterior.

El primer sumergible de cuya ejecución se tiene información fidedigna fue construido en 1620 por Cornelius Jacobszoon Drebbel, un holandés al servicio de Jaime I de Inglaterra. Estaba propulsado por medio de remos, si bien su naturaleza exacta es objeto de cierta controversia: algunos afirman que era simplemente una campana remolcada por una barca. Dos tipos mejorados fueron probados en el Támesis entre 1620 y 1624.

Aunque los primeros vehículos sumergibles eran meras herramientas para exploraciones subacuáticas, a los inventores no le costó mucho advertir su potencial militar. Las ventajas estratégicas de los submarinos fueron expuestas por el obispo John Wilkins de Chester ya en 1648.

Los primeros submarinos militares

El primer submarino militar fue el Turtle (‘tortuga’), un dispositivo aovado de tracción humana diseñado por el estadounidense David Bushnell, con capacidad para una sola persona. Fue el primer submarino verificado capaz de operación subacuática y movimiento independiente, el primero en usar hélices para propulsarse. Durante la Guerra de la Independencia estadounidense, el Turtle (operado por el sargento Ezra Lee, del ejército continental) intentó hundir un barco de guerra británico, el HMS Eagle (buque insignia de los bloqueadores) en la bahía de Nueva York el 7 de septiembre de 1776, pero fracasó.

El Nautilus (1800).

En 1800, Francia construyó un submarino de tracción humana diseñado por Robert Fulton, el Nautilus. Los franceses terminaron cancelando el experimento en 1804, al igual que los británicos cuando más tarde consideraron el diseño del submarino de Fulton.

Durante la Guerra de 1812, Silas Halsey murió en 1814 mientras usaba un submarino en un ataque fallido contra un barco de guerra británico fondeado en la bahía de Nueva Londres.

En 1851 Wilhelm Bauer, un cabo de artillería bávaro, botó un submarino diseñado por él y llamado Brandtaucher (‘buzo incendiario’) en la bahía de Kiel. Este submarino fue construido por August Howaldt y era propulsado por un molino. Se hundió pero los tres tripulantes lograron escapar. El submarino fue rescatado en 1887 y se exhibe en el museo de Dresde.

Submarinos en la Guerra Civil Estadounidense

Durante la Guerra Civil Estadounidense, la Unión fue el primer bando en usar un submarino. El Alligator (‘caimán’), de diseño francés, fue el primer submarino de la armada estadounidense y el primero en contar con aire comprimido (para la tripulación) y un sistema de filtrado de aire. El Alligator fue el primer submarino que incluyó una escotilla de buceo que permitía a un buzo colocar minas detonadas eléctricamente en los barcos enemigos. Inicialmente propulsado mediante remos movidos por la tripulación, fue remodelado tras 6 meses para propulsarse con una hélice movida por una manivela. Con una tripulación de 20 personas, 14,3 m de longitud y unos 1,2 m de diámetro, era más grande que los submarinos confederados. Desapareció en una tormenta junto al cabo Hatteras el 1 de abril de 1863 sin tripulación cuando era remolcado hasta su primer despliegue en combate en Charleston.

Los Estados Confederados de América construyeron varios submarinos de tracción humana, incluyendo el H. L. Hunley (bautizado en honor de uno de sus promotores, Horace Lawson Hunley). El primer submarino confederado fue el Pioneer (‘pionero’), de 9 m de largo, que hundió una goleta enemiga mediante una mina adosada durante las pruebas en el lago Pontchartrain, pero no fue usado en combate. Fue hundido después de que Nueva Orleans fuese tomada y vendido para desguace en 1868.

Hunley estaba destinado a atacar los barcos del Norte, que estaban bloqueando los puertos del Sur. El submarino tenía un largo poste con una carga explosiva en la proa, llamado «torpedo pértiga». El submarino tenía que acercarse al buque enemigo, ponerle el explosivo, alejarse y entonces detonarlo. Era extremadamente peligroso de operar y no tenía más suministro de aire que el contenido en el compartimento principal. Se hundió en dos ocasiones: la primera vez murió la mitad de la tripulación y la segunda vez se ahogaron los ocho tripulantes, incluyendo al propio Hunley. El 18 de febrero de 1864 el Hunley hundió al USS Housatonic en la bahía de Charleston, siendo la primera vez que un submarino lograba hundir otro barco, si bien fue hundido en el mismo combate poco después de comunicar su éxito. Otro submarino confederado fue hundido en su viaje inaugural en el lago de Pontchartrain; fue hallado en tierra en los años 1870 y actualmente se exhibe en el Museo Estatal de Louisiana. Los submarinos no tuvieron un gran impacto en el desenlace de la guerra, pero anunciaron su futura importancia en la guerra naval, aumentando el interés por ellos.

América Latina

El primer submarino fue el Hipopótamo construido por José Rodriguez Labandera en Ecuador, quien junto a José Quevedo cruzó el río Guayas el 18 de septiembre de 1838. Rodriguez Labandera realizó arreglos al Hipopótamo y cruzó el mismo rio Guayas en dos ocasiones más. Sin embargo, por falta de interés del gobierno u otra institución, la nave quedó varada en las orillas del Guayas, donde el tiempo se encargó de destruirla.

Luego, el Flach, diseñado y construido por el ingeniero chileno-alemán Karl Flach, en 1865, comisionado por el gobierno de Chile, durante la guerra que este país junto a Perú, libró contra España entre 1864 y 1866. El invento de Flach era simple. Totalmente hecho de hierro, el submarino tenía una eslora de 12,5 metros, una manga de 2,5 metros y un peso cercano a las 100 toneladas. Alcanzaba una velocidad de 2 a 3 nudos, impulsado a propulsión humana, con un sistema de cigüeñales y pedales que movían sus dos hélices, y se hundía con un ingenioso sistema de arrastre de pesos de un lado a otro de la nave. Su armamento consistía en dos cañones de retrocarga, ubicado uno en la proa. Contaba además con un ingenioso sistema de renovación de aire, por lo que su autonomía sumergido podía llegar a las 8 horas aproximadamente. Tenía una escotilla, pero no tenía periscopio, por lo que, cada tanto, el buque debía salir a la superficie para saber si iba en la dirección correcta. Su tripulación constaba de 11 hombres. Luego de numerosas pruebas, la nave se hundió en la bahía de Valparaíso, con toda su tripulación el 3 de mayo de 1866.

Submarinos de propulsión mecánica (finales del siglo XIX)

Plongeur, el primer submarino cuyo sistema de propulsión no era la tracción humana.
Réplica del submarino de madera de Monturiol Ictíneo II en el Puerto Viejo de Barcelona.

El primer submarino cuyo sistema de propulsión no era la tracción humana fue el francés Plongeur, botado en 1863, que usaba aire comprimido a 180 PSI.[8]

El primer submarino con motor de combustión fue el Ictíneo II, propulsado por vapor y peróxido, construido en Barcelona en 1867 por Narciso Monturiol y botado el 2 de octubre de 1864 en la Barceloneta. Medía 17 m de largo y desplazaba 65 t. Inicialmente la propulsión era una hélice que giraba mediante manubrios accionados por 16 hombres, pero en vista del escaso rendimiento dos años más tarde se añadió un motor a vapor de 6 CV, realizando el 22 de octubre de 1867 la primera salida a vapor.[8] La nave estaba diseñada para albergar una tripulación de 2 personas, sumergirse 30 m y permanecer bajo el agua 2 horas. En la superficie usaba un motor a vapor, pero bajo el agua dicho motor habría consumido rápidamente el oxígeno del submarino, por lo que Monturiol recurrió a la química para inventar un motor que consumía una mezcla de clorato potásico, zinc y peróxido de manganeso. La elegancia de este método era que la reacción que movía la hélice liberaba oxígeno, que tras ser tratado se usaba en el casco para la tripulación y también alimentaba un motor de vapor auxiliar que ayudaba a propulsar la nave bajo el agua. A pesar de las exitosas demostraciones en el puerto de Barcelona, Monturiol no logró interesar a la armada española o de cualquier otro país.

En 1870, el escritor francés Julio Verne publicó el clásico de ciencia ficción Veinte mil leguas de viaje submarino, que narraba las aventuras de un inventor inconformista en el Nautilus, un submarino más avanzado que todos los existentes en la época. La historia inspiró a los inventores para construir submarinos más avanzados.

En 1879, durante la Guerra del Pacífico, el gobierno peruano encargó la construcción de un submarino. Así nació el completamente funcional Toro Submarino, pero nunca fue empleado en batalla, ya que fue hundido tras la derrota de Perú en la guerra para evitar la captura por el enemigo.

El primer submarino construido en serie, sin embargo, era de tracción humana. Fue el submarino del inventor polaco Stefan Drzewiecki: 50 unidades fueron construidas en 1881 para el gobierno ruso. El mismo inventor construyó en 1884 un submarino impulsado por energía eléctrica.

Las discusiones entre el reverendo inglés George Garrett y el experto industrial y comercial sueco Thorsten Nordenfelt llevaron a una serie de submarinos impulsados a vapor. El primero fue el Nordenfelt I (1885), un buque de 56 toneladas y 19,5 m de largo parecido al malogrado Resurgam de Garrett (1879), con un alcance de 240 km y armado con un único torpedo. Como el Resurgam, funcionaba a vapor en la superficie y apagaba el motor para sumergirse. Grecia, temerosa del regreso de los otomanos, lo compró. Nordenfelt construyó entonces el Nordenfelt II, un submarino de 30 m de largo con dos tubos de torpedos, que vendió a la preocupada armada alemana. Los esfuerzos de Nordenfelt culminaron en 1887 con el Nordenfelt IV, con motores y torpedos gemelos. Fue vendido a los rusos, pero resultó ser inestable, encalló y fue desguazado.

El submarino Peral, armado con torpedos en 1888. Su casco puede verse actualmente en Cartagena (España).

El primer submarino militar completamente útil fue el buque de propulsión eléctrica construido por el ingeniero, marino y profesor español de física matemática en la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada, Isaac Peral y Caballero para la Armada Española, prototipo que iba a ser usado en la Guerra Hispano-Estadounidense. Se botó el 8 de septiembre de 1888. Tenía un tubo lanzatorpedos, con dos torpedo de recarga además del que iba ya montado en el tubo, nuevos sistemas de aire, un casco ahusado, propulsor y controles externos con forma de cruz, anticipando diseños muy posteriores. Su velocidad subacuática era de 10 nudos, pero adolecía de un corto alcance debido a la alimentación por baterías de sus sistemas. Las baterías eran una modificación de Peral de un sistema zinc-dicromato potásico. En junio de 1890, el submarino de Peral lanzó el primer torpedo de la historia disparado con éxito, desde un submarino sumergido en el mar. La armada española terminó cancelando el proyecto. Muchos más submarinos fueron construidos en esta época por varios inventores, pero no llegarían a ser armas eficaces hasta bien entrado el siglo XX.

De finales del siglo XIX a la Primera Guerra Mundial

El cambio de siglo supuso una época crucial en el desarrollo de los submarinos, haciendo su debut un número importante de tecnologías, y siendo construidos y adoptados ampliamente por varios países. La propulsión diésel-eléctrica pasaría a ser el sistema de energía dominante y artilugios tales como el periscopio serían normalizados. Se efectuaron un gran número de experimentos sobre tácticas y armas efectivas para los submarinos, lo que culminaría con el gran impacto que supusieron en la próxima Primera Guerra Mundial.

En 1895, el inventor irlandés John Philip Holland diseñó un submarino que, por primera vez, equipaba un motor de combustión interna en superficie y un motor eléctrico alimentado por baterías bajo el agua. En 1902, Holland recibió la Patente USPTO nº 708553. Algunos de sus buques fueron comprados por los Estados Unidos, el Reino Unido, la Armada Imperial Rusa y Japón, y encargados sobre 1900 (1905 para Japón: demasiado tarde para la guerra).

El submarino francés de 1900 Narval.

Encargado en junio de 1900, el submarino a vapor y eléctrico Narval, diseñado por el francés Maxime Laubeuf y por el ingeniero español Raymondo Lorenzo d'Equevilley Montjustin, introdujo el clásico diseño de doble casco, con un casco de presión dentro del casco exterior ligero. Este buque de 200 t tenía una autonomía de unas 100 millas en superficie y unas 10 millas bajo el agua. El submarino francés de 1904 Aigrette (‘martinete’) mejoró el concepto al usar un motor diésel para la navegación en superficie. Se construyó un gran número de estos submarinos, con 74 terminados antes de 1914.

Submarinos en la Primera Guerra Mundial

Durante la Primera Guerra Mundial los estrategas militares dieron verdadera importancia a las batallas navales. Primero trataron con modelos que usaban energía diesel y eléctrica pero requerían ser recargados con frecuencia y solo alcanzaban una velocidad máxima de 16 km/h.

Submarino alemán U9 (1910). Hundió tres cruceros británicos en pocos minutos en septiembre de 1914.

La primera vez que los submarinos militares tuvieron un impacto significativo en batalla fue en la Primera Guerra Mundial. Cuerpos como los U-Boot alemanes actuaron en combate en la Batalla del Atlántico y fueron responsables del hundimiento del RMS Lusitania, lo que recibe buena parte del crédito de la decisión de Estados Unidos de entrar en la guerra.

La capacidad de los U-Boot para servir como máquinas de guerra útiles residía en nuevas tácticas, en su número y en tecnologías submarinas tales como el sistema de energía diésel-eléctrico que había sido desarrollado en años anteriores. Más como barcos sumergibles que como submarinos modernos, los U-Boot operaban primordialmente en superficie usando motores convencionales, usando sus baterías para sumergirse ocasionalmente y realizar ataques. Su casco tenía una sección aproximadamente triangular, con una quilla distintiva, para controlar el oleaje, y una proa distintiva. En 1916, el serbio Konjovic entró en la historia como el primer piloto que destruyó un submarino desde el aire, concretamente un submarino francés en el Adriático. Cuando vio que había supervivientes tras el bombardeo, amerizó su hidroavión y los salvó. Por esta acción heroica, el gobierno francés le condecoró el 14 de febrero de 1968 con un reconocimiento especial por el heroísmo, humanidad y compasión en las batallas marítimas. Todavía hoy hay un retrato de Konjovic salvando a los marineros en la sede oficial de la armada francesa.

Avances entre las guerras mundiales

Varios diseños de submarinos nuevos fueron desarrollados en los años entre las guerras mundiales. Entre los más notorios estaban los submarinos portaaviones, equipados con un hangar impermeable y una catapulta de vapor, que podía lanzar y recoger uno o más pequeños hidroaviones. El submarino y su avión podían así actuar como una unidad de reconocimiento por delante de la flota, un papel esencial en una época en la que el radar aún no existía. El primer ejemplo fue el HMS M2 británico, seguido del francés Surcouf y numerosos buques de la Armada Imperial Japonesa. El Surcouf de 1929 también fue diseñado como un «crucero subacuático», destinado a buscar y entrar en combate en superficie.

Submarinos en la Segunda Guerra Mundial

Alemania

Alemania tuvo la mayor flota de submarinos durante la Segunda Guerra Mundial. Debido a que el Tratado de Versalles limitaba las fuerzas navales de superficie, la reconstrucción de las fuerzas navales alemanas no había hecho más que empezar seriamente un año antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Sin esperanzas de derrotar a la inmensamente superior Marina Real Británica en el combate en superficie, el alto mando alemán detuvo de inmediato la construcción de grandes barcos de superficie con excepción del casi terminado Bismarck y dos cruceros, y dedicó sus recursos a los submarinos, que podían terminarse mucho más rápidamente. Aunque ampliar las instalaciones de producción y empezar la fabricación masiva costó la mayor parte de 1940, al final de la guerra se habían construido más de 1.000 submarinos.

Los submarinos alemanes tuvieron un efecto devastador en la Batalla del Atlántico, intentando (pero finalmente fracasando) cortar las rutas de suministro británicas al hundir más barcos de los que los ingleses podían reemplazar. Estas rutas eran vitales para la alimentación y la industria británicas, así como para el armamento estadounidense. Aunque los U-Boot habían sido mejorados en los años anteriores, las mayores mejoras fueron las de las comunicaciones, cifradas gracias al uso de la famosa máquina de cifrado rotativo Enigma. Esto permitió las tácticas de ataques masivos o wolfpacks (en alemán Rudeltaktik), pero también la caída definitiva de los U-Boot.

Tras hacerse a la mar, los U-Boot operaban de forma prácticamente independiente para localizar convoyes en las zonas que les había asignado el alto mando. Si encontraban uno, el submarino no atacaba inmediatamente, sino que lo seguía de cerca para permitir que otros submarinos de la zona encontrasen al convoy. Luego se agrupaban en una fuerza mayor y atacaban simultáneamente al convoy, preferiblemente de noche y en superficie.

En la primera mitad de la guerra, los submarinos lograron éxitos espectaculares con estas tácticas, pero muy pocos tuvieron algún efecto decisivo. En la segunda mitad, Alemania tenía submarinos suficientes, pero esto era contrarrestado por el número igualmente mayor de buques de escolta, aviones y avances técnicos como el radar y el sónar. Huff-Duff y Ultra permitieron a los aliados guiar a los convoyes entre los wolfpacks cuando los detectaban por sus transmisiones de radio.

Winston Churchill escribió que la amenaza de los U-Boot fue lo único que le llegó a provocar dudas sobre la victoria final de los aliados (en referencia al tipo XXI).

Japón [editar]

Archivo:I-400.jpg
Submarino de clase I-400 de la Armada Imperial Japonesa, la mayor de la Segunda Guerra Mundial.

Japón tuvo la flota más diversa de submarinos de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo torpedos tripulados (Kaiten), submarinos enanos (Ko-hyoteki, Kairyu), submarinos de tamaño medio, submarinos especializados en el aprovisionamiento (la mayoría para uso del ejército), flotas de submarinos de larga distancia (muchos de los cuales llevaban un avión), submarinos con las mayores velocidades subacuáticas de la guerra (clase I-200) y submarinos que podían transportar múltiples bombarderos (el mayor de la guerra, el I-400). Estos submarinos también estaban equipados con los torpedos más avanzados de la guerra, los tipo 95, propulsados por oxígeno.

En general, y a pesar de sus virtudes técnicas, los submarinos japoneses fueron relativamente ineficaces. Se usaron a menudo en ataques contra barcos de guerra, que eran rápidos y maniobrables y tenían mejores defensas que los barcos mercantes. En 1942, los submarinos japoneses hundieron dos portaaviones además de otros buques de guerra, pero no fueron capaces de repetir estos éxitos más adelante. A finales de ese año, los submarinos pasaron a usarse en el transporte de suministros a las guarniciones isleñas.

Estados Unidos

Los Estados Unidos usaron sus submarinos para atacar barcos mercantes (asalto comercial o guerre de course), destruyendo más barcos japoneses que todas las demás armas juntas.

Donde Japón tenía los mejores torpedos de la guerra, la marina estadounidense tenía quizá el peor, el torpedo a vapor Mark 14, con una espoleta de detonación magnética Mk 6 y una espoleta de contacto Mk 5, ninguno de los cuales era fiable. El mecanismo de control de profundidad del Mark 14 fue corregido en agosto de 1942, pero las pruebas de campo de los explosivos no fueron realizadas hasta mediados de 1943, cuando los ensayos en Hawai y Australia confirmaron los fallos. En un intento de corregir los problemas se puso en servicio un torpedo eléctrico sin estela, lo que provocó las pérdidas del USS Tang y el USS Tullibee como resultado de impactos de sus propios torpedos y graves daños en el USS Wahoo debidos a un impacto circular en su proa antes de sufrir un bombardeo aéreo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, 314 submarinos prestaron servicio en la armada estadounidense, de los que 111 estaban en servicio el 7 de diciembre de 1941 y 203, de las clases Gato, Balao y Tench, lo hicieron durante la guerra, en la que se perdieron 52 de ellos y 3.506 vidas. Los submarinos estadounidenses hundieron 1.392 barcos enemigos con un tonelaje total de 5,3 millones de toneladas, incluyendo 8 portaaviones y unos 200 barcos de guerra.

Los schnorchel

Los submarinos diésel necesitaban aire para hacer funcionar sus motores, por lo que equipaban enormes baterías eléctricas para la operación subacuática. Esto limitaba su velocidad y autonomía cuando estaban sumergidos. Los schnorchel (una invención holandesa anterior a la guerra) fueron usados por los submarinos alemanes para navegar justo por debajo de la superficie, intentando evitar la detección visual y del radar. La armada alemana experimentó con motores de peróxido de hidrógeno para permitir el uso del diésel bajo el agua, pero las dificultades técnicas eran enormes. Los aliados experimentaron varios sistemas de detección, incluyendo sensores químicos para «oler» los gases de combustión de los submarinos.

Submarinos modernos

En los años 1950, la energía nuclear reemplazó parcialmente a la propulsión diésel-eléctrica. Este sistema se desarrolló para extraer también oxígeno del agua del mar. Estas dos innovaciones dieron a los submarinos la habilidad de permanecer sumergidos durante semanas o meses, y permitieron viajes previamente imposibles, como la travesía del Polo Norte bajo la capa de hielo ártico por el USS Nautilus en 1958. La mayoría de los submarinos militares construidos desde esa época en los Estados Unidos y Rusia han sido propulsados por reactores nucleares. Los factores que limitan la permanencia subacuática de estos buques son los suministros alimenticios y los problemas psicológicos de una tripulación confinada en un espacio tan limitado.

Aunque la mayor autonomía y rendimiento de los reactores nucleares implica que estos submarinos son mejores para misiones de larga distancia o de protección de una fuerza de portaaviones, los submarinos diésel-eléctricos han seguido siendo producidos por países con y sin capacidad nuclear, pues pueden ser más difíciles de detectar, salvo cuando necesitan usar su motor diésel para recargar las baterías. Los avances tecnológicos en insonorización, aislamiento y cancelación del ruido han erosionado sustancialmente esta ventaja. Mucho más limitados en cuanto a velocidad y capacidad armamentística, los submarinos convencionales son también más baratos de construir. La introducción de buques con propulsión anaeróbica ha provocado un resurgimiento de este tipo de submarinos.

Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos y la Unión Soviética mantuvieron grandes flotas de submarinos que se jugaban al gato y el ratón. Esta tradición permanece en la actualidad a una escala mucho menor. La Unión Soviética sufrió la pérdida de al menos 4 submarinos durante este periodo: el K-129 se hundió en 1968 (la CIA intentó recuperarlo del fondo de océano con el buque Glomar Explorer diseñado por Howard Hughes), el K-8 en 1970, el K-219 en 1986 (episodio narrado en la película Hostile Waters) y el Komsomolets (el único submarino de clase Mike) en 1989 (que ostentaba un récord de profundidad entre los submarinos militares: 1.000 m). Muchos otros submarinos soviéticos, como el K-19 (el primer submarino soviético nuclear y que navegó bajo el Polo Norte) sufrieron graves daños por incendios o fugas radiactivas. Los Estados Unidos perdieron al menos tres submarinos en esta época: el de propulsión diesel USS Cochino (por un fallo técnico en el mar de Bahrents el 25 de agosto de 1949); y los nucleares USS Thresher (también por un fallo técnico) y Scorpion (por causa desconocida). En agosto de 2000 ocurrió el desastre del submarino ruso K-141 Kursk.

Un narco submarino siendo abordado por efectivos de la Armada de México (16 de julio de 2008).

El hundimiento del PNS Ghazi en la guerra indo-pakistaní de 1971 fue la primera baja de un submarino en la región del Subcontinente Indio. El Reino Unido usó submarinos nucleares contra Argentina en 1982 durante la Guerra de Malvinas. El submarino atómico HMS Conqueror fue el primer submarino nuclear en entrar en combate, hundiendo al buque de guerra argentino ARA General Belgrano en zona neutral mientras se negociaba un acuerdo de paz promovido por la ONU.

Un narco submarino es comúnmente construido por narcotraficantes colombianos para transportar cocaína de Colombia a los Estados Unidos. Debido a que los narco submarinos son de fibra de vidrio y que se desplazan prácticamente al raz de la superficie del mar, es muy difícil detectarlos por medio visual, radar o por sonar. Algunos narco submarinos cuentan con una delgada capa de plomo en la cubierta para evitar detección por medio de luz infraroja. En la mayoría de los casos, la mejor oportunidad de detección es de día y por medio visual desde una aeronave.

En el cine

Se ha desarrollado un género especial de películas sobre submarinos, que han resultado ser elementos populares debido al peligro, el drama y la claustrofobia asociados a ellos, así como el suspense del juego del gato y el ratón que es la guerra submarina. Una de las primeras películas, basada en una novela clásica, fue Run Silent, Run Deep. Películas más modernas son La caza del Octubre Rojo, Das Boot, U-571, Marea roja y The Enemy Below. K-19: The Widowmaker trata sobre el primero de los muchos desastres que sufrió el submarino soviético. Abajo el periscopio es una comedia con Kelsey Grammer que tiene lugar en un submarino diésel.

Tipo XXI


Tipo XXI

U3008
País productor Alemania Nazi
Países en servicio: Segunda Guerra Mundial:Bandera naval de Alemania Nazi Kriegsmarine
postguerra:
: Bandera naval de Reino Unido Marina Real Británica
U 2513 Entregado a EEUU
U 2518 Entregado a Francia
U 2529 (N 28), Entregado a la URSS
U 3008 Entregado a EEUU
U 3017 (N 41)
U 3035 (N 29), Entregado a la URSS
U 3041 (N 30), Entregado a la URSS
U 3515 (N 27), Entregado a la URSS
Bandera naval de Francia Marina francesa
U 2518 (Roland Morillot)
Bandera naval de Unión Soviética Armada Soviética
U 2529 (B 28) recibido del Reino Unido
U 3035 (B 29) recibido del Reino Unido
U 3041 (B 30) recibido del Reino Unido
U 3515 (B 27) recibido del Reino Unido
U 3535 al U 3542 renombrados TS 5 a TS 12 (1947 R-1 al R-8)
Bandera naval de Alemania Deutsche Marine
U-2540 renombrado Wilhelm Bauer
Tipo: Submarino
Primera unidad: U-2501
Última unidad: U-3554
Clase Anterior: Tipo XIV
Clase Posterior: Tipo XXIII
Unidades concluidas: 118
Características generales
Desplazamiento: 1.610 t estándar
2.100 t apc
Desplazamiento en inmersión: 1.833 t estándar
Eslora: 76.7 m
Manga: 8 m
Calado: 5.3 m
Armamento: 6 tubos torpederos de 533 mm
4 cañones de 20 mm
Propulsión: Diesel/Electrica
2 motores MAN M6V40/46KBB sobrealimentados diesel de 6 cilindros
2 motores elétricos SSW GU365/30 de doble acción
2 motóres eléctricos silenciosos SSW GV232/28
2 hélices
Potencia: 2,9 MW
Potencia inmersión: 3,7 MW + 0,166 MW
Velocidad: 15,6 nudos (28,9 km/h) (diesel)
17,9 nudos(33.2 km/h) (eléctrico)
Velocidad en inmersión: 17,2 kn (31,9 km/h) (eléctrico)
6,1 kn (11,3 km/h) (motor eléctrico silencioso)
Autonomía: superficie:
15.500 mn (28.700 km) a 10 nudos (19 km/h)
Sumergido:
340 mn (630 km) a 5 kn (9,3 km/h)
Tripulación: 57 tripulantes

Los submarinos del tipo XXI fueron una serie de submarinos construídos por la Alemania nazi durante el último periodo de la Segunda Guerra Mundial, de diseño sumamente avanzado para la época, si bien debido a lo tardío de su entrada en servicio no pudieron desempeñar un papel significativo en las operaciones de la batalla del Atlántico. Su revolucionario diseño marcó la pauta para los submarinos de la siguiente generación construídos en la posguerra.

Marco histórico

El estallido de la Segunda Guerra Mundial, el 3 de septiembre de 1939, sorprendió plenamente a las fuerzas submarinas del III Reich, que apenas se encontraban listas para entrar en acción. Hitler había afirmado que al menos hasta el año 1944 no necesitaría apoyarse en las fuerzas armadas para conseguir sus objetivos políticos, y esa confianza en sus palabras había retrasado de forma ostensible el rearme naval (Plan-Z), que preveía la construcción de una enorme flota disuasoria, en la que no podían faltar 233 sumergibles en sus versiones costera y oceánica.

Así, cuando se iniciaron las hostilidades, Alemania contaba con una flota submarina muy modesta, compuesta por 63 sumergibles (2 unidades del tipo I-A, 18 del tipo II-B, 6 del tipo II-A, 8 del tipo II-C, 10 del VII-A, 11 del VII-B y 8 del tipo IX-A), de los cuales apenas 46 estaban dispuestos para entrar en combate, y de éstos, sólo 22 eran del tipo oceánico, imprescindibles para operaciones en alta mar.

Primeras operaciones submarinas

El U-3008 en Wilhelmshaven, al final de la guerra

Con estas pocas unidades, apenas 15.000 Tm de sumergibles, el mando submarino debía enfrentarse al Reino Unido, la mayor potencia naval de entonces. Las primeras escaramuzas comenzaron de forma inmediata, siendo el buque británico "Athenia", con 13.581 Tm de registro bruto, la primera víctima de esta guerra. El comandante Lemp del "U-30", no dudó en hundirlo tan pronto como lo tuvo al alcance de sus torpedos el 3 de septiembre, es decir, el mismo día en que se abrieron las hostilidades. Aquel sería el primero de los más de 2.800 buques hundidos por la Kriegsmarine durante la Segunda Guerra Mundial, con más de 14,5 millones de Tm.

Los primeros meses de guerra, y los últimos de 1939, finalizaron con un total de 114 buques aliados hundidos (entre ellos, el portaaviones inglés "HMS Courageous" y el acorazado "HMS Royal Oak", por el "U-29" de Schuhardt y el "U-47" de Günther Prien, respectivamente) y con la pérdida de 9 sumergibles alemanes.


Los diez más destacados capitanes alemanes de la guerra submarina

Durante los meses siguientes, la guerra continuó de forma progresiva y cada vez más despiadada, con el resultado de nuevos hundimientos y frágiles intentos aliados de desmembrar el sistema operativo germano, sin conseguirlo. Los años 1940 y 1941 fueron favorables para el arma submarina alemana, que fue capaz de destruir a 471 y 432 buques aliados, respectivamente (entre ellos, el inglés "Empress of Britain" de 42.384 trb, hundido por el "U-32" de Jenisch, y el crucero "Dunedin", de 4.850 trb, por el "U-124" de Mohr), teniendo por su parte la pérdida de 22 y 35 unidades (el "U-1", del tipo II-A y primer sumergible construido tras la Primera Guerra Mundial, fue hundido el 15 de abril de 1940 por el también sumergible inglés "Porpoise", hundimiento en el que pereció su comandante, el capitán de corbeta Deecke).

En 1940 se inició lentamente la Batalla del Atlántico, en la que cobrarían reputación los famosos capitanes Endras ("U-46"), Kretschmer ("U-99"), Prien ("U-47"), Schepke ("U-100") y Frauenheim ("U-101). Ese año Hitler levantó todas las restricciones en la construcción de nuevos sumergibles.

Si 1941 se caracterizó por superar por segundo año consecutivo los 2 millones de toneladas hundidas, también supuso un duro golpe para el arma submarina alemana, que vio cómo sus mejores comandantes, que habían triunfado en la lucha en el Atlántico, dejaban de existir al ser destruidos sus submarinos.

Estas pérdidas eran debidas a la mejora de los medios de detección y destrucción de los Aliados, así como a la ayuda que Estados Unidos de América prestaba de forma abierta al Reino Unido, violando así la Ley de Neutralidad (aun así, fueron hundidos en el Mediterráneo el portaaviones británico "HMS Ark Royal" y el acorazado de la misma nacionalidad "HMS Barham", por Guggenberger del "U-81" y Tiesenhausen del "U-331", respectivamente).

El tonelaje hundido durante el año 1942 alcanzó los 6 millones de t (más de 1.110 buques) y costó a las fuerzas submarinas alemanas la pérdida de 87 unidades con cerca de 4.000 tripulantes.

Durante 1943, la cifra de pérdidas de sumergibles (que fueron 237) alcanzó ya niveles inaceptables para el mando, sobre todo teniendo en cuenta el número relativamente corto de unidades que entraban en servicio (sólo 283). Estas bajas, insustituibles sobre todo por la capacidad y experiencia de sus tripulaciones, fueron debidas al incremento de las fuerzas antisubmarinas aliadas y a la mejora de sus medios de detección.

También tuvo influencia negativa en el desarrollo del conflicto, el quebrantamiento del sistema de comunicaciones alemán basado en la máquina cifradora "Enigma", que permitió conocer de antemano las posiciones y los futuros movimientos de los sumergibles germanos, obtenido gracias a la captura de varias máquinas y códigos en sumergibles rendidos ("U-33" el 12 de febrero de 1940, "U-110" en mayo de 1941, "U-559" el 30 de octubre de 1942, así como algún otro buque menor de superficie).

Aun así, los "lobos grises" del almirante Karl Dönitz hundieron a 488 buques, con más de 2 millones y medio de t de registro bruto.

En la primavera de 1945, la Segunda Guerra Mundial se acerca a su fin a pasos agigantados. Los germanos han tenido ocasión de emplear nuevas armas, pero su situación militar general es sumamente precaria, como para que aquellas armas puedan decidir por sí solas. A pesar de la situación general, el mariscal Montgomery pretendía alcanzar, lo antes posible, los puertos y astilleros navales alemanes. El Reino Unido se había informado, por diversos medios, de la gran actividad de esos astilleros: eran submarinos lo que se construían, pero no los antiguos sumergibles que habían infligido graves daños a la navegación aliada en 1941 y 1942, y que a partir de mayo de 1943, localizados gracias al radar, habían dejado de ser cazadores para convertirse en presas.

Antecedentes

A fines de noviembre de 1942, el Estado Mayor General de la Marina envía a tres de sus ingenieros a París a entrevistarse con el almirante Karl Dönitz. Durante aquella entrevista, Dönitz, les explica la situación del arma submarina:

“He aquí nuestra lista de pérdidas. Éstas se han elevado de 24 buques en 1940 a 33 en 1941. Durante el primer semestre de 1942 dichas cifras se han mantenido entre límites muy aceptables si se considera el constante aumento de los submarinos empleados en las operaciones. Pero observen como, a partir de entonces, la curva asciende rápidamente. Julio de 1942, 9 submarinos perdidos; agosto, 12; septiembre, 9; octubre, 14. A este último número se había llegado en noviembre, aún faltando días para terminar el mes. El 80% de esas pérdidas se producen en la superficie. Nuestros barcos, señores, no son verdaderos submarinos: eso lo saben muy bien ustedes como yo. Y es preciso que lleguen a serlo. No puedo esperar a la terminación de la turbina Walther”.
Karl Dönitz#GGC11C

Los ingenieros informan a Dönitz que están trabajando en una nueva nave mucho más grande, dotado de baterías más potentes y un casco hidrodinámicamente más estudiado, proporcionándole cualidades en inmersión, a costa de las que pudiera tener en superficie.

En mayo de 1943, cuando el Almirante Dönitz convoca en Berlín a los altos mandos de la Marina y técnicos, a fin de ponerles al corriente de la terrible eficacia de la defensa antisubmarina de los Aliados, les hace entender que el “Metox” a pesar de su potencial eficacia, no les iba a devolver a los U-Boote su decisivo valor, ya que el radar aliado no sólo les avisaba de la presencia de los U-Boote, sino que además les daba la ubicación precisa y distancias, de modo que podían dirigirse hacia ellos con precisión, y sorprenderlos y destruirlos.

Averiguado el secreto del radar y descubierta la longitud de onda en que operaba y su funcionamiento, esta información proporcionó a los submarinos la posibilidad de saber que habían sido detectados y les daba la posibilidad de salvarse de la sorpresa, buscando las profundidades del océano. El sólo hecho de sumergirse les quitaba casi todo su valor ofensivo, ya que en inmersión, eran lentos, ciegos y torpes en sus movimientos. En teoría, sus motores pueden proporcionarles una velocidad de 7 nudos, pero sólo durante una hora, y al cabo de ella, la batería se encuentra totalmente descargada. No había ningún comandante que se atrevía a sostener esa velocidad durante 40 min. Lo normal es que navegara a 2, 3 o a lo sumo 4 nudos, lo que le quitaba la posibilidad de alcanzar una posición de lanzamiento favorable. En un convoy, a pesar que las normas dictaban que debían regular su velocidad más lenta, ésta nunca bajó de 7 a 10 nudos. La realidad de las cosas es que los U-Boote, eran armas que debían atacar en superficie y sumergirse sólo ocasionalmente. La defensa antisubmarina Aliada era tan efectiva, que ahora la inmersión de los U-Boote no era ya ocasional, sino casi permanente, y por tanto, eran eliminados casi por completo de la superficie.

Desde hace meses se presagia su perfeccionamiento. Ni Dönitz ni su Estado Mayor, se sorprenden, cuando en mayo de 1943, son destruidos 43 submarinos. También saben que al esfuerzo de poner en combate naves más efectivas corresponde una contraparte aliada de perfeccionar sus sistemas de alerta y destrucción, para alejar el peligro. Cuando en junio de 1943 le son presentados los planos, Dönitz informa que la guerra submarina se halla paralizada. La defensa del enemigo la supera. La construcción del nuevo submarino, denominado elektro-boote o “Tipo XXI”, es urgente. El nuevo tipo de impulsión eléctrica, debe alcanzar en inmersión la increíble velocidad de 17 nudos. Pero aún está en planos: no hay ninguna orden de desarrollarlos. Si se da la orden, los ingenieros estiman que los primeros buques podrán entrar en servicio a fines de 1944. A pesar que Dönitz tiene todo en contra, se ve obligado a mantener sus submarinos en alta mar, ya que ello distrae gran cantidad de aviones de los aliados que de estar libre se utilizaría en la ofensiva aérea contra Alemania.

Pero nadie espera la entrada en servicio de los submarinos del “Tipo XXI” con los brazos cruzados; incluso se introdujo un dispositivo descubierto en algunos sumergibles holandeses, que permitía navegar con los diesel en inmersión, el snorkel. Este aparato les permite cargar sus baterías sin salir a la superficie, pero no acaba con el mayor defecto de los submarinos en inmersión: su escasa velocidad.

Características

Aunque los diseños VII y IX habían demostrado estar superados, finalmente se decidió continuar con la fabricación del tipo VII, para evitar el vacío que dejaban las pérdidas causadas por los aliados, a la vez que se comenzaba la construcción del nuevo submarino.

Como el tiempo apremiaba, se utilizó el proyecto del tipo XVIII, en principio destinado a ser propulsado por un motor de ciclo cerrado tipo Walter, si bien empleando el enorme depósito inferior destinado al combustible “Ingolín”, para ubicar en el mismo una enorme cantidad de baterías capaces de mover a una alta velocidad bajo el agua al submarino.

El resultado de dicha transformación se plasmó en el nuevo tipo XXI. Se trataba de un submarino del tipo medio, tanto por su desplazamiento como por sus dimensiones, diseñado por el ingeniero Heep (creador junto a su equipo del tipo XVIII) y por el jefe de construcciones navales del departamento KIIU del O.K.M, ingeniero Heinrich Oelfken.

Desplazaba 1.610,2 Tm en superficie y 1.833 en inmersión, distribuidas de la siguiente manera:

  • Casco resistente: 241,4 Tm
  • Forro, cubierta y tanques internos: 75,4 Tm
  • Casco exterior: 219,5 Tm
  • Torreta: 10,6 Tm
  • Otros: 27 Tm
  • Estructura y casco: 573,9 Tm
  • Motores diésel: 64,8 Tm
  • Eje, transmisiones y hélices: 37,4 Tm
  • Instalación eléctrica: 40,9 Tm
  • Sistema de baterías: 238,8 Tm
  • Otros: 1 Tm
  • Sistemas auxiliares: 78,7 Tm
  • Agua, aceite y aire para motores: 12,1 Tm
  • Recambios para motores: 10 Tm
  • Maquinaria total: 482,8 Tm
  • Armamento: 75,1 Tm
  • Fuel Oil: 231,1 Tm
  • Aceite de motor: 9,4 Tm
  • Otras reservas: 58,2 Tm
  • Lastre: 107,1 Tm (6,8% del peso total)
  • TOTAL: 1.610,2 Tm

El nuevo diseño tenía una eslora total de 76,70 m (9 m más largo que el antiguo tipo VII-C, caballo de batalla del arma submarina y de un tamaño similar al tipo IX-A), 5,60 metros de manga, 7,70 m desde la cubierta hasta la quilla y un calado de 6,86 m. La altura total desde la parte superior de la vela a la quilla era de 11,344 m.

Sobre la cubierta se alzaba una torreta de forma hidrodinámica de 3,644 m de altura, 2,4 de anchura y 14,7 m de longitud que servía de soporte y de proa a popa a los siguientes elementos: torreta antiaérea de proa, hidrófono horizontal GHG, dipolo VHF FuMO 65 o radar aéreo extensible, aro localizador aéreo o FPR (de 1,3 m de altura y 8 dm de diámetro), periscopio de navegación (de 6,58 m de longitud extendido), periscopio de ataque, radar aéreo "Hohentwiel U" , snorkel (de 6,5 m de longitud extendido), este último recubierto de materia absorbente de ondas de radar y con el detector aéreo FuMB "Bali" situado sobre el mismo, y torreta antiaérea de popa. La disposición sobre la vela podía variar conforme se iban reformando los planos debido a la introducción de mejoras en los nuevos tipos de sensores.

El submarino poseía en su proa dos hidroplanos estabilizadores retraibles de 3,205 m de longitud y 1,2 de anchura capaz de girar hasta 30º arriba y abajo facilitando la inmersión y emersión del buque, y en su popa otros dos estabilizadores fijos en forma de flecha de 5 m de longitud máxima y 3,2 m de anchura.

En dichos estabilizadores de popa se encontraban situadas las dos hélices de 3 palas, 2,15 m de diámetro, 850 kg de peso y cuyos ejes estaban inclinados 3º 12´ hacia las bandas, girando la de babor hacia la izquierda y la de estribor hacia la derecha. Frente a cada hélice se situaba un timón de profundidad de 1,497 m de anchura y 2 m de longitud capaz de girar 30º en cada sentido. El diseño disponía de un único timón de 2,6 m de altura y 3,1 de longitud con capacidad de girar hasta 35º a babor y estribor (en unas pruebas efectuadas en inmersión con una de las hélices detenidas, y el timón a 25º, se consiguió hacer girar el submarino en sólo 365 m, si bien lo normal era entre 420 y 450 m con ambas hélices, y entre 0,8-1 km en superficie).

La primera innovación que poseía el submarino tipo XXI con relación a los anteriores diseños de sumergibles, era la supresión del cañón de cubierta (el principal medio de ataque de un submarino debe de estar bajo el mar, no sobre él, habían dicho sus constructores), mejorando la línea hidrodinámica y ganando con ello reducción en su grado de rumorosidad, y por lo tanto aumentando su discreción y dificultando la localización por parte de los buques enemigos de superficie.

Suprimiendo protuberancias innecesarias se obtendría una mejora del perfil, y con ello sería posible incrementar la velocidad para poder aventajar a las unidades de escolta de superficie, con lo que el nuevo submarino dejaría de ser el "viejo cazador pasivo" y pasaría a convertirse en un nuevo y agresivo "depredador de buques".

Armamento

El armamento ofensivo lo formaban seis tubos lanzatorpedos de 533 mm, todos a proa, cuyo eje se encontraba inclinado hacia abajo aproximadamente 2º con relación al eje longitudinal de la nave. Los tubos, tres a babor y tres a estribor, se encontraban separados 1,25 m entre centros, siendo la distancia entre centros de los tubos superpuestos de 975 mm.

Los diseñadores habían perfeccionado el sistema de recarga de torpedos situando las "anguilas" de respeto suspendidas frente a los tubos, empleando asimismo un revolucionario sistema hidráulico, que permitía la recarga total en la mitad del tiempo necesario para recargar uno sólo de los torpedos de los modelos tradicionales, siendo capaz poner en el agua hasta 18 torpedos en el tiempo récord de 30 min.

La dotación normal era de 23 torpedos (17 estibados frente a los tubos y 6 situados en los mismos listos para ser lanzados) de los nuevos tipos G7e, en sus dos versiones, "Geier" (buitre) de localización acústica. y "Lerche" (alondra), filodirigido, que podían ser sustituidos por minas, llevando así una carga de 17 torpedos y 12 minas.

Como único armamento defensivo se les pensó dotar de 4 cañones antiaéreos de 30 mm Flak 103/38 y 3.540 disparos como dotación por caña (aunque debido a la tardanza en manufacturar el tipo previsto le fueron instalados 4 cañones gemelos de 20 mm, normalizados en el ejército alemán, con una cadencia de tiro máximo de 480 disparos/min -220 en tiro continuado- y una dotación de 16.000 cartuchos en total, situados en sendos contenedores herméticos localizados bajo cada torreta), instalados en dos torres hidrodinámicas (de 3,6 t de peso cada una) y montajes dobles LM44U, situadas a proa y popa de la vela, separadas 8 m entre sí, y cuya función sería más que nada de autodefensa frente a su primordial enemigo, el avión cazasubmarinos.

Para garantizar la máxima cobertura, los cañones podían girar 240º, 120º a cada lado, con un ángulo de elevación desde -5º hasta +45º de altura, con una relación de 30 a 60º por segundo en elevación y de sólo 30º/1" en giro, y con un alcance máximo de 4,9 km -en tiro de 45º-, y de 3,7 km en tiro antiaéreo -a 85º-.

Además, cada submarino llevaba como dotación de seguridad 1 subfusil MP-40 de 9 mm con 1.400 cartuchos y 10 pistolas Mauser de calibre 7,65 mm con 650 cartuchos en total.

Para luchar contra ataques procedentes desde el aire, aparte de la instalación de armamento antiaéreo, se había mejorado la rapidez de inmersión desde la cota cero, siendo el tiempo de respuesta del orden de tan sólo 18-20 segundos (el récord estaba en 13 s), casi la mitad que los tipos tradicionales, con lo cual se garantizaba la pronta desaparición de la superficie.

El casco resistente, fabricado en acero naval St52 (compuesto por 1,6% de manganeso y 0,16% de carbono) fue mejorado con relación a tipos anteriores permitiendo alcanzar con seguridad una mayor cota de profundidad, del orden de 220 m, aunque se estima en 330 m la profundidad de fractura, desconociéndose con exactitud la verdadera profundidad que podía llegar a alcanzar (como simple curiosidad decir que el reloj profundímetro del "U-3001", por ejemplo, tenía una escala graduada hasta los 400 m).

El grosor del mismo dependía de la zona a proteger, alcanzando los 40 mm en la torreta, de 26 a 18 en la parte superior de la zona de control y alojamientos de proa y popa, entre 12 y 18 en la zona de baterías de proa, 16 mm en los mamparos internos, 40 en la quilla ó 50 en la zona de cierre de los torpedos. Un verdadero búnker si lo comparamos con los entre 4 y 8 mm del forro exterior que le daba forma a las líneas del submarino.

La longitud total de dicho casco resistente era de 58,9 m, 17,80 m menos que la eslora total del buque. En la zona VI (alojamiento delantero y zona de baterías), la sección era similar a un 8, es decir dos círculos superpuestos, el superior con un diámetro de 5,3 m conteniendo los alojamientos de proa y el inferior de 3,536 m donde se situaban las baterías.

En la torreta el casco resistente era de forma elíptica, teniendo una altura de 2,35 m, una longitud máxima de 3,54 m y una anchura de 2,16 m, siendo los radios del mismo de 800 mm en la popa y 740 en la proa, y con un volumen interior de 10 m³.

Exteriormente estaba forrada la misma en metal más ligero destinado a darle forma hidrodinámica y contener los distintos dispositivos de escucha y visión.

El submarino estaba dividido interiormente en ocho secciones, denominadas de proa a popa: sala de torpedos, alojamientos de proa, sala de control, cocina y almacén, alojamiento de popa, cuarto de motores térmicos, cuarto de motores eléctricos y cuarto de máquinas de popa.

  • Sala de torpedos, con 168 m³, dónde se estibaban los 17 torpedos de reserva, colocados 8 a izquierda y 8 a derecha del pasillo central de sólo 6 dm de anchura, en tres niveles (de abajo arriba 2, 3, 3 y otro en la parte baja del pasillo) así como los 6 tubos lanzadores.
  • Alojamiento de proa; con 215 m³, donde se situaban el armario con las cartas de mareas, alojamientos de la dotación con 12 literas, cuarto de baño y aseo con 2 letrinas y 3 lavabos, cuarto de suboficiales con 5 literas, cuarto del jefe de ingenieros con 1 litera, cuarto de radio, alojamiento del comandante con una litera y cuarto de escucha. Bajo éste se encontraba los compartimentos de baterías.
  • Sala de control; dónde se situaba la escotilla de acceso a la torreta, y los principales elementos de control de la nave. Desde ahí se accedía a la parte de abajo dónde estaba la válvula del schnorkel y hacia arriba por una escotilla de 744 mm de diámetro se llegaba a la vela. La zona superior contenía los periscopios de ataque y navegación, así como el sistema de cálculo de torpedos, y sobre el casco resistente se encontraba el puente exterior, con el UZO ó prismáticos con el sistema transmisor óptico de rumbos para el lanzamiento de torpedos en superficie.
  • Cocina y almacén; con los fogones, fregaderos y nevera. Desde allí se accedía por una escotilla al exterior, por babor de la vela, y hacia abajo a los almacenes de provisiones.
  • Alojamiento de popa; con 24 literas (4 de 3 pisos y 6 de 2 pisos) y taquillas de la dotación.
  • Sala de motores térmicos; de 107 m³, dónde se situaban los dos motores diésel MAN, las transmisiones, los embragues, compresores de aire Junkers 4FK 115, instalaciones de purificación de aire, motores auxiliares, condensadores, compresores, etc.
  • Sala de motores eléctricos; de 90 m³, allí se localizaban los dos motores eléctricos GU 365/30 "Hertha" (1.510/1.840 kW; 1.570/1.680 rpm; 330/502 V; 4.500/5.500 A), el motor silencioso y la transmisión del mismo, el refrigerador de la bomba de agua, transformador de corriente, y elementos de control de los motores.
  • Cuarto de máquinas de popa; de 23 m³, conteniendo el pantoque de la bomba Nº 1, una letrina, un torno para elaborar piezas en alta mar, control de emergencia de las hélices y diversos cilindros de oxígeno.

Poseía asimismo 4 escotillas de acceso desde el exterior al casco resistente; una situada en el cuarto de motores eléctricos, otra sobre la cocina, una tercera en la sala de control que permitía el acceso a la torreta, dónde existía otra escotilla que conducía al puente exterior, y una cuarta inclinada en la sala de torpedos, que facilitaba la introducción de los mismos en el submarino.

El sistema de propulsión era mixto: para su desplazamiento en superficie emplearía los 2 motores térmicos MAN M6V 40/46 KBB de 2.000 cv y 6 cilindros y para navegar bajo el mar utilizaría sus 2 motores eléctricos AEG 365/30 de 2.500 cv. Los motores térmicos podían funcionar bajo el agua gracias al sistema schnorkel, que le proporcionaba aire mediante un sistema de válvula de bola. Este dispositivo que podía extenderse 6 m por encima de la vela, y disponía de dos tubos, separados sus centros 625 mm; uno de 318 mm de diámetro por el que aspiraba aire, y otro de 267 mm por el que se expulsaba el gas de la combustión, saliendo el mismo bajo el agua, por una apertura situada a 84 cm por debajo del nivel de la superficie. Empleando este sistema podía navegar un máximo de 10.300 millas a 8 nudos de velocidad o bien 15.100 millas a velocidad económica de 6 nudos.

Poseía también otros 2 motores eléctricos SSW 323/28 de 113 cv, que eran utilizados en navegación silenciosa a 5 nudos para evitar el riesgo de ser detectado. Un sistema de comunicaciones revolucionario, mediante la emisión de mensajes a muy alta velocidad y breve duración, le permitía utilizando el empleo de ondas largas, tener un contacto ininterrumpido con su base desde una profundidad de 20 m.

Tan numeroso despliegue eléctrico necesitaba una buena reserva de baterías, las cuales estaban situadas en la parte inferior del casco resistente y a todo lo largo del mismo. Se trataba de 62 baterías de 6 elementos, totalizando 372 acumuladores del tipo 44 MAL 740W, de 620 kg cada uno, con un peso total de 236 t (el 14,6 % del peso total), lo que le permitiría navegar sumergido (con una capacidad de almacenamiento de 11.300 Ah) durante 60 h a 5 nudos, 10 h a 12 nudos o bien alcanzar un máximo de 18 nudos durante 90 min, navegando de esa forma unas 26 millas a 15 nudos, 79 millas a 10 nudos ó 120 millas a 8 nudos, condición indispensable para escapar de los buques de escolta y muy lejos ya de los 45 min a 6 nudos del viejo tipo VII-C y entre 20-30 h a 2 nudos.

Utilizando los motores silenciosos SSW podía navegar sumergido 256 millas a una velocidad reducida de 6 nudos, 333 millas a 5 nudos ó alcanzar las 487 millas a tan sólo 3 nudos.

El combustible para sus motores térmicos MAN de 6 cilindros y 4.000 cv lo suministraban sus 13 tanques, con capacidad para 234 t de fuel (el 14,9 % del peso total), con lo que su radio de acción alcanzaba las 15.700 millas a 9 nudos, 14.100 millas a 10 nudos o las asombrosas 5.200 millas a velocidad máxima de 15,6 nudos.

El sistema de puntería estaba dirigido por un eficaz dispositivo de escucha (situado en una cámara acústica localizada en la parte inferior de la proa, denominada balcón gerät) con un alcance de 40 millas, que funcionaba emitiendo impulsos brevísimos -milésimas de segundo- que dificultaban la localización por parte del adversario y eran capaces de situar el blanco con errores de apenas 50 m en el alcance y del orden de un grado en la demora.

Con tan complejos elementos, y mediante marcaciones sucesivas, era posible localizar a los buques enemigos, precisar su rumbo, situarse en posición de lanzamiento gracias a su elevada velocidad en inmersión y efectuar el disparo desde una profundidad de 50 m, mientras seguían funcionando los hidrófonos y demás aparatos localizadores.

Si se decidía efectuar el ataque en superficie, se contaba con un aparato receptor de ondas ultracortas de 9 cm, el FuMB Ant 3 "Bali", que avisaba si el submarino recibía un haz de ondas de radar enemigo y que estaba situado en la cabeza del tubo schnorkel (que a su vez estaba recubierto de una capa de caucho sintético que le protegía de la influencia del haz reduciendo la reflexión en un 30 por ciento). Este detector era de forma circular, con un diámetro de 25 cm y una pequeña antena de 30 cm de longitud en uno de sus lados.

Poseía asimismo, otro detector radar aéreo denominado FuMO 65 “Honentwiel”, de forma rectangular, de 1,4 m de largo por 1 m de alto, que contenía en uno de sus laterales el emisor y el receptor, y que se extendía fuera del soporte de la vela cuando el submarino estaba en superficie, y que presentaba los blancos en una pantalla circular similar a los actuales equipos. Otra de las mejoras aplicadas consistía en la instalación de un sistema de aire acondicionado y de mantenimiento en frío de las provisiones, lo que mejoraba el nivel de confort de la dotación, o la inclusión de 3 servicios para toda la dotación, 2 en la parte anterior de la nave y un tercero a popa de la misma. Pensando en la seguridad pasiva de la tripulación, se habían instalado 5 contenedores herméticos destinados a las balsas inflables salvavidas, situados 2 a popa, 2 en la vela –a proa y a popa de la misma- y un quinto en cubierta, sobre los tubos lanzatorpedos.

La tripulación la componían 58 hombres, compuesta por 6 offiziere (Kmdt, 2 W.O, W.I. y Bordartz), 4 Oberfeldwebel (Diesel, E-Maschinist, Obersteuermann y Funkmeister), 1 Feldwebel (Bootsmann), 14 Unteroffiziere (2 seem., 8 techn., 2 funktechn. y 2 torpedotechn.) y 33 Mannschaftsdienstgrade (12 seem., 16 techn., 3 funktech. y 2 torpedotech.).

Desarrollo

Para hacer realidad este proyecto se acudió al Departamento de Construcciones del Alto Mando de la Kriegsmarine, cuyos plazos de ejecución y construcción -las 2 primeras unidades estarían listas para ser entregadas a finales de 1944, la producción en cadena para 1945 y la llegada al frente para no antes de 1946- no acabaron de convencer al mando, que entregó el proyecto al Ministerio de Armamentos de Albert Speer.

Otto Merker, director del Departamento General de Construcciones de Speer (que ya había trabajado en la fabricación de camiones de bomberos fabricados en secciones) sugirió la idea de olvidar el tradicional sistema de botadura a pie de astillero, sustituyéndolo por una nueva forma de construcción, que consistía en repartir las tareas de elaboración por ramas concretas y en lugares distintos.

El nuevo método permitía construir un submarino en secciones separadas y soldadas exteriormente para facilitar el tendido interior de cables y tuberías, además en caso de ataque, cualquier sección podía ser fácilmente sustituida por otra, estando el submarino inoperativo un mínimo de tiempo.

Al igual que un gran rompecabezas, el submarino sería fabricado en ocho secciones denominadas de popa a proa de la I a la VIII, a la que se unía otra más que contenía la torreta. Estas eran:

  • Sección I o compartimento de popa; de 12,70 m de longitud, 79 t de peso total, de las cuales 55 correspondían a la estructura, 6 a la maquinaria auxiliar y 18 a la maquinaria. El volumen total era de 33 m³ y de 23 el neto.
  • Sección II o de motores eléctricos; de 10 m de longitud, 130 t de peso total, de las cuales 68 correspondían a la estructura, 10 a la maquinaria auxiliar y 52 a la maquinaria. El volumen total era de 124 m³ y de 90 el neto.
  • Sección III o de motores térmicos; de 8,40 m de longitud, 169 t de peso total, de las cuales 70 correspondían a la estructura, 20 al lastre, 8 a la maquinaria auxiliar y de 71 a la maquinaria incluyendo el peso de los motores térmicos. El volumen total era de 171 m³ y de 107 el neto.
  • Sección IV o alojamiento de popa; de 5,20 m de longitud, 87 t de peso total, de las cuales 56 correspondían a la estructura, 12 al lastre, 7 a la maquinaria auxiliar y 12 a la maquinaria sin contar las baterías. El volumen total de la zona de alojamientos era de 65 m³ y de 63 netos, y el de las baterías de 97 y 63 respectivamente.
  • Sección V o control central y vela; de 7,6 m de longitud, 155 t de peso total, de las cuales 104 correspondían a la estructura, 12 a la torreta, 10 a la maquinaria auxiliar y 29 a la maquinaria. El volumen total del cuarto de control era de 73 m³ y de 58 el neto. El volumen total de la zona de almacenes, maquinaria auxiliar y refrigeración era de 65 m³ y de 49 netos. La torre disponía de un volumen total de 14 m³ y 10 netos.
  • Sección VI o alojamiento delantero; de 12 m de longitud, 172 t de peso total, de las cuales 122 correspondían a la estructura, 29 al lastre, 8 a la maquinaria auxiliar y 13 a la maquinaria sin contar las baterías. El volumen total de la zona de alojamientos era de 133 m³ y de 129 netos y el del compartimento de baterías de 201 m³ total y de 138 netos.
  • Sección VII o cuarto de torpedos de proa; de 6,8 m de longitud, 96 t de peso, de las cuales 62 correspondían a la estructura, 26 al lastre, 7 a la maquinaria auxiliar y 1 a la maquinaria. El volumen total del cuarto de torpedos era de 185 m³ y de 168 el neto.
  • Sección VIII o proa; de 14 m de longitud, 130 t de peso total, de las cuales 57 correspondían a la estructura, 26 a los tubos lanzatorpedos, 38 al lastre, 7 a maquinaria auxiliar y 2 a la maquinaria.

Con este revolucionario método se realizaba la construcción en unas 260.000-300.000 h de trabajo, con lo que se obtenía una doble ventaja: por una parte se reducía el plazo de construcción y, por otra, se dispersaba la producción, evitando así que los bombardeos aéreos enemigos, cada vez más numerosos, detuvieran la cadena de producción (realmente nunca se cumplieron los plazos de construcción, así el "U-2501" se estimó en 152.000 h y se realizó en 255.000, el "U-2507" se estimó en 101.000 h y necesitó 169.000 ó el "U-2540" estimado en 65.000, tardó 110.000 h, aún así mucho menos de las 215.000 del tipo VII-C (1943) y de las 450.000 del IX-D2 también de 1943).

Los cálculos más optimistas establecían que podía construirse un submarino en 176 días, distribuyendo los mismos de la siguiente forma:

  • Elaboración del acero para la construcción: 16 días
  • Construcción de las secciones: 40 días
  • Transporte de las secciones a los astilleros: 5 días
  • Equipo de las secciones: 50 días
  • Transporte al lugar de ensamblaje: 4 días
  • Ensamblaje en los astilleros: 50 días
  • Equipamiento final antes de la botadura: 6 días
  • Ensayos y pruebas finales: 5 días
  • TOTAL= 176 días

Numerosos astilleros son destinados a la construcción del nuevo tipo de submarino. La construcción en serie dará sus frutos a partir de agosto y septiembre de 1944. Son botados cada mes, primero 10, luego 15 y por último 20, sin embargo, los constantes ataques aéreos, retrasan un poco el programa.

Cifras de producción

A principios del año 1945, los aliados se hallan en las fronteras de Alemania, en el este, en el sur, en el oeste y se preparan para lanzarse a su último asalto. El arma submarina se ha visto obligada a replegarse a los puertos alemanes, daneses y noruegos.

La península escandinava constituye por tanto, la única base de partida. Las escuelas de submarinos han de abandonar, uno tras otro, sus puntos de apoyo: Pillau, Dantzig y Gotenhafen.

A principios de 1945, la Kriegsmarine tenía en servicio 119 submarinos eléctricos del tipo XXI. 86 tripulaciones habían culminado su entrenamiento preparatorio antes de ser enviadas al combate. Sólo el “U-2511” y el “U-3008”, habían logrado hacerse a la mar. Existía además, el tipo XXIII, que desplazaba solamente 232 t y que fueron diseñados para actuar exclusivamente cerca de las costas: 61 entraron en servicio antes del fin de las hostilidades y solo 7 realizaron cruceros de guerra. Todos regresaron sin novedad; cinco de ellos habían lanzado sus torpedos con éxito. Sumado a los anteriores tipos, habían sido terminados ocho buques del tipo XVII de 280 t. Gracias al Ingolin (peróxido de hidrógeno), su nuevo combustible, que alimentaba con gasoil y vapor de agua la turbina denominada Walther, nombre de su inventor, este tipo alcanzaba en inmersión la velocidad, hasta entonces absolutamente increíble, de 25 nudos. Todos estos ingenios, llegaban demasiado tarde.

Si bien se conocen las cifras de buques ordenados, es muy difícil saber las cifras exactas de producción, pues gran cantidad de submarinos acabó en forma de secciones sobre las rampas de ensamblajes, en los almacenes, o fueron destruidos en los muelles.

Se dan como exactas las cifras siguientes: buques ordenados 752 (durante toda la guerra fueron construidos 680 sumergibles del tipo VII en 5 versiones -A, B, C, D y F- y 193 del modelo IX -versiones A, B, C, D1 y D2-, amén de otros 50 del tipo II, 8 del tipo X, 10 del XIV y 64 del XXIII); completados 119, 48 en los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo ("U-2501" a "U-2546", "U-2548", "U-2551" y "U-2552"), 41 en Deschimag de Bremen ("U-3001" a "U-3041", "U-3044" a "U-3046") y 30 en los de Schichau de Danzing ("U-3501" a "U-3530").

Entre los meses de julio y diciembre de 1944 se produjeron 98 unidades y 83 más entre enero y marzo de 1945, de las cuales sólo 12 fueron entregadas, siendo todos destruidos por bombardeos aéreos aliados (5 en Hamburgo, 4 en Kiel, 1 en Bremen, 1 en Lübeck y 1 en Wilhelmshaven). Otras cuatro unidades quedaron tan gravemente dañadas que debieron ser barrenadas, 7 fueron hundidas en el Báltico por aviones, 3 por colisiones con minas, 61 submarinos fueron barrenados para evitar su captura (Operación Regenbogen "Arco Iris") y otros 11 se rindieron a las fuerzas aliadas.

Las constantes reformas en los diseños (corrigiendo errores e introduciendo mejoras desarrolladas en las innumerables pruebas de mar), unido al largo tiempo que se necesitaba para instruir a las dotaciones (dificultado por los bombardeos sistemáticos de minas aliadas en las zonas de pruebas) hizo que sólo dos unidades salieran en misión de guerra. Se trató del "U-3008" del teniente de navío Helmuth Mansecks y del "U-2511", que partió de Bergen (Noruega) el 30 de abril de 1945 al mando del capitán de corbeta Adalbert Schnee y del teniente de ingenieros Suhren con destino al mar Caribe.

Cuando el III Reich se rindió, el nuevo diseño atrajo la atención y curiosidad de los aliados, que pronto iniciaron el reparto de los buques supervivientes con intenciones de estudiar sus mecanismos e innovaciones. Algunas unidades fueron reflotadas y sirvieron algún tiempo bajo banderas "enemigas" como buques de ensayo. Así el "U-2540", barrenado en 1945 y recuperado después, sirvió en la nueva Armada de la Alemania del Oeste rebautizado como "Wilhelm Bauer", y actualmente convertido en museo flotante en Bremerhaven desde 1984.

El "U-3503" fue estudiado por las fuerzas de Suecia, y varias unidades similares fueron entregadas a Gran Bretaña ("U-3017" renombrado "N-41" y en servicio hasta el año 1949), Francia ("U-2518", renombrado "Roland Morillot" y en servicio hasta 1969), dos a la Armada de los Estados Unidos ("U-2513" y "U-3008" y en servicio hasta el año 1954) o la Unión Soviética, que recibió cuatro unidades, alguna de las cuales estuvieron en servicio hasta 1963 ("U-3515", "U-2529", "U-3035" y "U-3041" renombrados "B-27" a "B-30").

Durante 1945 y 1946, en la denominada "Operación Deadlight" un total de 119 sumergibles y submarinos de los rendidos tras finalizar la contienda, fueron hundidos en prácticas de tiro y mediante explosiones controladas en un punto denominado XX, a unas 100 millas al noroeste de Irlanda y sobre los 56ºN-10ºW (entre ellos 4 del tipo II, 15 del tipo IX, 78 del tipo VII, 18 del tipo XXIII y 4 del tipo XXI -"U-2502", "U-2506", "U-2511" y "U-3514").

El tipo XXI fue un diseño revolucionario, que superó con creces las esperanzas puestas en él por los diseñadores germanos, y un arma que, si hubiera llegado a tiempo, pudo haber cambiado el curso de la guerra. Tal fue el terror que causó el nuevo diseño en los aliados, que los mismos exigieron a los soviéticos, durante la Conferencia de Yalta en febrero de 1945, que ocupase inmediatamente Danzig, pues allí era donde se producía el 30 % de los nuevos submarinos alemanes (el mismo Churchill, en sus memorias -parte sexta, libro segundo, capítulo XIII-, reconocía que los nuevos submarinos habrían revolucionado la guerra submarina de llegar a tiempo).

Actualmente algunos de los diseños de submarinos (de la tercera generación) están basados en el tipo XXI-A germano de 1944. Así los submarinos ex soviéticos de la clase "Victor", los norteamericanos "Albacore" o "Nautilus", la clase francesa "Narval" o "Daphne", la inglesa "Explorer" e incluso algunos elementos de la "clase Galerna" española disponen de tecnología diseñada hace más de 45 años por ingenieros alemanes.

El crucero del "U-2511"

A fines de abril de 1945, el “U-2511” larga sus amarras en el puerto noruego de Bergen: por primera vez un submarino del tipo XXI parte para efectuar un crucero y atacar al enemigo. Va al mando del capitán de corbeta Schnee y ostenta el mando de buques desde 1940; ha realizado 17 afortunados cruceros y posee la Cruz de Hierro palmeada, habiendo echado a pique 200.000 t de buques enemigos y había sido agregado al programa de nuevas construcciones a principios de 1943, siguiendo todos los detalles de la construcción del tipo XXI. Cuando el submarino ha llegado al límite de la zona peligrosa en alta mar, ordena la inmersión de la nave. Así sumergido, se dispone a penetrar en el Atlántico.

Al día siguiente de soltar amarras, el encargado de escucha del “U-2511” señala la existencia de rumores de hélices. El comandante Schnee ordena inmersión periscópica. A la inspección del periscopio detecta una formación de pesqueros y arrastreros armados, que los ingleses emplean para la caza de submarinos en las proximidades de sus costas. Casi en el mismo instante, le avisan al comandante que han sido localizados.

Los ingleses han detectado al submarino con sus aparatos ASDIC para detección bajo el agua, utilizados ya durante la Primera Guerra Mundial, tales aparatos operan con ondas cortas audibles, en forma análoga a la sonda por eco, y revelan la presencia de los sumergibles, aunque sin poseer la amplia eficacia del radar, facilitando resultados seguros sólo a pequeña distancia. No obstante, constituyen, con los hidrófonos, el único medio de localización de los submarinos en inmersión.

El comandante comprueba, en efecto, por el periscopio, que los arrastreros se precipitan hacia él a gran velocidad. No pretende ni esconderse ni presentar batalla y efectúa una profunda inmersión: pero no lo hace a ciegas como con los antiguos U-Boote: ahora “ve”: puede seguir todas las maniobras del adversario que se encuentra en la superficie. Además de su periscopio y ojo óptico, el “U-2511”, posee un ojo eléctrico, el S-Gerät , que funciona con la gama de ondas ultracortas. El aparato a regulares intervalos emite un solo “tic” que se propaga en el agua, el cual, una vez que se refleja en el casco de los adversarios, regresa trazando la imagen en la pantalla en una fracción de segundo, indicando la dirección y velocidad de las naves inglesas. Estas indicaciones son trasladadas a una carta donde se inscriben automáticamente el rumbo y velocidad del submarino. El “tic” siguiente parte al cabo de uno o dos minutos. El proceso descrito vuelve a empezar y basta con unir los puntos para obtener un esbozo muy preciso del desarrollo de los acontecimientos en la superficie.

El comandante del nuevo U-Boot tiene verdaderamente la situación ante sus ojos. Ya no anda a tientas: regula su velocidad y rumbo en función de lo que hacen sus adversarios. Si se acercan demasiado, se lanzan a la velocidad de 8, 12 y hasta 16 nudos. Pronto los ingleses renuncian a adentrarse en el mar, mientras que el “U-2511”, desciende tranquilamente, gracias a sus formas hidrodinámicas, hasta la profundidad de 40 m. Hasta que suena la voz del escucha que anuncia: “ya no se escucha nada”.

Han pasado cuatro días desde este primer encuentro. Cuatro días en que el submarino no ha subido una sola vez a la superficie. El operador de la escucha anuncia nuevamente ruido de hélices. Como el S-Gerät no da ninguna indicación, se supone que el adversario debe encontrarse todavía bastante lejos. El buque navega a 80 m de profundidad. El comandante ordena pasar a la inmersión periscópica. Por el periscopio ve un grupo de buques de guerra que se acerca por la amura de babor: se trata de un convoy antisubmarino formado por los portaaviones de escolta Searcher, Queen y Trumpeter al que acompañan el crucero británico, HMS Norfolk (14.600 trb y 192 m de eslora), el también crucero Diadem, escoltado por los destructores Carysfort, Opportune, Savage, Scourge, Zambesi, Obedient y Orwell, dentro de la denominada "Operación Judgement" al mando del Contraalmirante MCGrigor. Avanzan a velocidad moderada. El “U-2511” está tan bien situado que debe modificar ligeramente su rumbo para pasar al ataque. El submarino ha vuelto a descender a 80 m. Ahora navega con su “ojo eléctrico”, el S-Gerät. Son emitidos cuatro o cinco “tic”, para no despertar sospechas en el adversario; aquellos proporcionan una fiel representación de la ruta seguida por los ingleses. Nada indica que la presencia del submarino haya sido advertida.

El “U-2511” se encuentra muy cerca de la formación y pasa bajo un destructor que escolta al crucero por estribor, sin que se den cuenta de ello. Nuevamente suben a inmersión periscópica. El crucero desfila a muy corta distancia. La formación naval inglesa, no los ha escuchado. En efecto, es imposible oír al “U-2511”. Los buques del tipo XXI poseen un motor especial que acciona el eje de la hélice por un sistema de embrague completamente silencioso. Las hélices, por otra parte, han sido diseñadas de tal forma que no originan cavitación en el agua, lo cual contribuye a que la navegación resulte inaudible. Esta forma de navegación, le proporciona una velocidad de 5 nudos. Si las circunstancias lo exigen, es desembragado el motor silencioso y las hélices son accionadas con los motores eléctricos principales. El submarino puede entonces desarrollar toda su potencia: 17 nudos durante 1 h, 15 durante 4 h y 12 durante 10 h.

A pesar de estar perfectamente ubicado para disparar sus torpedos, el comandante Schnee no da la orden. Ello se debe a que ha recibido un telegrama, que dice: “Armisticio entra en vigor a partir 5 de mayo, ocho horas. Orden de no atacar a los submarinos que se encuentren en el mar. Interrumpir inmediatamente crucero. Regresar a los puertos noruegos. Comandante superior de los submarinos”. El contacto con la formación naval, ha tenido lugar el 7 de mayo de 1945. La guerra ha terminado.

Primeras investigaciones inglesas tras el armisticio

Al día siguiente, 8 de mayo, el submarino emerge: todo el crucero lo ha hecho en inmersión. Se dirigen a Bergen. Entrando a puerto, se encuentran con los buques que integraban esa formación naval que encontraron el día 7. Una comisión es enviada para interrogar al almirante Godt, jefe del Estado Mayor del arma submarina, en Kiel. El almirante Godt informa a la comisión que los submarinos del tipo XXI no han sido utilizados en el frente.

Parten hacia Bergen y citan al comandante del “U-2511”; el capitán de corbeta Schnee, se encuentra ante a presencia de un almirante y varios oficiales superiores de la Marina británica. Los ingleses quieren conocer el comportamiento de su buque en alta mar, la forma cómo ha operado y si ha tomado contacto con naves inglesas. Ante la respuesta afirmativa de Schnee y la identificación de los buques ingleses con los que había tomado contacto, los ingleses sorprendidos, le piden pruebas. Un ordenanza trae al crucero la bitácora del “U-2511”. Comparados con la bitácora del crucero, coincidían horas y posiciones. No hay duda, dos días antes, coinciden la fecha y hora en donde el comandante Schnee, declara haber tomado contacto con la formación naval inglesa.

A fines de mayo de 1945, el capitán de fragata Hessler, jefe de la Sección de Operaciones en el Estado Mayor del arma submarina, se encuentra siendo interrogado por un capitán de navío inglés a bordo del “Patria” en Flensburg-Mürwik. Cuando el oficial inglés le pregunta: “¿Qué esperaban ustedes verdaderamente de sus buques del tipo XXI?”. El oficial alemán responde:

“La mejor forma de contestarle a usted, comandante, consiste en resumir las propias palabras de su primer ministro. Hemos tenido ocasión de leer las declaraciones hechas por él, hace varios días, ante la Cámara de los Comunes. Si no me equivoco, dijo: Actualmente sabemos que los alemanes estaban a punto de proseguir la guerra submarina con buques completamente nuevos. Creo que, a pesar de nuestros eficaces medios de defensa, nos habríamos vuelto a encontrar ante una lucha que en violencia y pérdidas no habría sido menor que la del año 1942”.
Declaración de un comandante de submarinos alemán a un oficial naval inglés#GGC11C

El oficial naval inglés replica:

“El señor Churchill, en mi opinión, se equivoca. La lucha de 1942 no habría sido más que un juego de niños en comparación con la nueva”.
Respuesta del oficial inglés al oficial naval alemán#GGC11C

La encarnizada batalla que durante cinco años y medio libró contra adversarios de una superioridad aplastante, hizo experimentar a la Kriegsmarine terribles pérdidas. Si embargo, sus hombres no cesaron de batirse, hasta el momento que su jefe, el almirante mayor Karl Döenitz, se vio obligado a firmar la capitulación.

Un anónimo marino alemán, escribió: “No fuimos héroes. Nosotros nos limitamos solamente a cumplir con nuestro deber”.

Armada Argentina

Fotos de la Fuerza de Submarinos en Darsena Norte - Julio del 2002

SAORBATS agradece a la gente de Fuerzas Navales por su desinteresado aporte de fotos para la confeccion de esta galeria



ARA (S-41) "Santa Cruz" y ARA (S-41) "San Juan" de la clase TR-1700 en Darsena Norte

Christian Villada


El ARA (S-31) "Salta" es el unico sobreviviente de los 2 submarinos Tipo 209 incorporados por la ARA

Christian Villada


Lancha Hidrográfica ARA (Q-15) "Cormoran" junto a los buques multiproposito ARA (Q-61) "Ciudad de Zarate" y ARA(Q-62) "Ciudad de Rosario" de la clase Red Cedar

Christian Villada


Un Hughes de la FAA que sobrevolaba casualmente el Apostadero

Christian Villada


S-41 y S-42 lado a lado

Christian Villada


S-42

Christian Villada


Maniobrando al S-42

Christian Villada


S-41 y S-42

Christian Villada


S-42 siendo remolcado

Christian Villada


Grua de la Direccion de Abastecimento (DIAB) de modelo desconocido

Christian Villada


S-31 aproximandose a Darsena Norte

Christian Villada


MB-1114 de la DIAB

Christian Villada


Grua Grove RT 865 de la DIAB

Christian Villada


Interior del ARA (S-31) "Salta"

Martin Otero - Fuerzas Navales


S-31

Martin Otero - Fuerzas Navales


S-31

Martin Otero - Fuerzas Navales


Martin Otero es colaborador regular de SAORBATS y parte del staff permanente de Fuerzas Navales

Martin Otero - Fuerzas Navales


S-31

Martin Otero - Fuerzas Navales


S-31

Martin Otero - Fuerzas Navales


Tubos lanzatorpedos del S-31

Martin Otero - Fuerzas Navales


S-42

Notas

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